Desde 2019, en México se decretó el 21 de septiembre como el Día Nacional de la Lucha Libre y del Luchador Profesional Mexicano
Desde 2019, en México se decretó el 21 de septiembre como el Día Nacional de la Lucha Libre y del Luchador Profesional Mexicano. Sin embargo, más allá del reconocimiento a su labor, esto no ha mejorado las garantías para los luchadores en Hidalgo, cuna de grandes gladiadores.
Ray Pérez, quien ha dedicado 46 años de su vida al arte del gotch, afirmó que en el pasado sí “llegó a facturar” de este deporte; sin embargo, en la actualidad muchos luchadores prácticamente regalan su trabajo a los promotores.
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“Antes sí se vivía de la lucha libre, antes sí se ganaba bien; ahora ya no, ahora es casi por amor al arte.
“Me tocaba ir a luchar a Córdoba y, en ese tiempo, me pagaban, cuando había varios ceros, un millón 200 mil pesos por la lucha. Me alcanzaba muy bien, incluso ahorraba dinero, y eso me lo pagaban libre, porque me daban para los pasajes.
“Ahora solo te pagan un porcentaje, no te puedo decir la cantidad, pero es muy poquito”, contó en entrevista con Criterio.
En este contexto, reconoció que es urgente la creación de una Comisión de Lucha Libre en Hidalgo, uno de los pocos estados del país que no cuenta con un organismo regulador para este espectáculo deportivo.
Recordó que ya en cuatro ocasiones se ha intentado establecer dicha comisión, con dos iniciativas presentadas en el Congreso, en noviembre de 2017 y 2019. A nivel municipal, también hubo intentos fallidos en 2018 y 2020 para el proyecto de decreto del Reglamento de la Comisión de Lucha Libre Profesional del Municipio de Pachuca de Soto, Hidalgo.
“Se ha intentado; hemos llegado al Cabildo y al Congreso, pero hasta ahorita no se ha resuelto nada”, recordó el esteta, quien consideró que la falta de unión en el gremio ha influido para que estos intentos no se hayan consolidado.
Ray Pérez lamentó que, a pesar de la popularidad de este deporte en el país y de sus 90 años de práctica, aún no existan las garantías necesarias para quienes lo practican.
“No tenemos a nadie que nos apoye; solo contamos con un sindicato, pero no está trabajando como debería”, insistió.
Compartió que ha vivido épocas en las que los luchadores hidalguenses eran requeridos en Monterrey, Tamaulipas y Puebla. La nueva generación también ha logrado abrirse paso en el extranjero, con estetas que han competido en Estados Unidos, Costa Rica, Alemania, Inglaterra, Escocia, China y Japón.
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“La impresión en varias partes es buena, pero en Ciudad de México no nos querían. Sin embargo, yo luché en varios lados y siempre nos reconocieron como buenos luchadores”, comentó.
En un repaso por su carrera, Ray Pérez, quien también ha luchado bajo los nombres de Samuray y Búfalo, recordó que comenzó en los cuadriláteros a los 14 años, después de abandonar el boxeo, su primer deporte.
Por azares del destino, llegó al extinto Centro Deportivo y Social Pachuca, ubicado en la calle Belisario Domínguez, donde fue instruido por Jaime Flores, conocido como Baby Broncas. También fue entrenado por El Perro González y Raff García.
“A escondidas de mi padre, entré a la lucha libre a los 14 años y a los 15 debuté. Sufrí mucho para ser luchador, porque mi padre era muy estricto. En casa todos teníamos que dormir a las 9:00 de la noche como máximo, y si no llegaba, me castigaba. Yo entrenaba de 8:00 a 10:00 de la noche.
“Un día va uno de mis hermanos a la función; caigo junto de él, me reconoce mis dedos y me habla por mi nombre y yo volteo. Pensé ‘va a ir de chismoso con mi padre’. Llegué temblando a mi casa y mi papá me dijo: ‘Me hubieras dicho y te hubieras evitado tanta madriza que te di’, pero hasta me curtió. Después ya me apoyó”, recordó.
Uno de sus primeros logros fue llegar a la arena Afición, tras una exitosa prueba. También consiguió campeonatos en Hidalgo y otras entidades. Recordó con nostalgia las veces que hizo pareja con el fallecido Súper Muñeco.
“Dejé de luchar hace dos años porque me operaron del corazón y me colocaron un marcapasos. Ahora me dedico a dar clases de lucha libre”, explicó.
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En esta nueva etapa como instructor, Pérez busca compartir el conocimiento adquirido durante sus 46 años de trayectoria. Además, ve la lucha libre como una vía para alejar a los niños de los vicios y el sedentarismo.
“He invitado a muchos niños. Mi mayor logro sería tener muchos alumnos e inculcarles el buen camino”, comentó.
Finalmente, compartió que su legado sigue vivo en sus hijos, aunque dos de ellos lucharon de forma breve. Su hija, Lady Samuray, se mantiene activa y es una de las principales figuras de la lucha libre femenil en el estado.
“Me siento orgulloso de que mis hijos siguieran mis pasos en la lucha libre. Ahora están mis nietos, tengo dos que ya están entrenando conmigo”, concluyó.
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