El próximo domingo en Ciudad Universitaria veremos la mejor ejemplificación de los Pumas de Ocasión…
Para entender el término Puma de Ocasión, orgullosamente acuñado por miles de villamelones en la época del bicampeonato con Hugo Sánchez en 2004, basta con echarle un vistazo a las CIFRAS OFICIALES de la Liga MX… conste, a las oficiales.

Pero antes, para los más nuevos y los olvidadizos, les recuerdo que la denominación Puma de Ocasión sirve para distinguir a todos esos cuasi aficionados que sólo van a los partidos en el estadio Olímpico Universitario cuando lo visita un rival de alcurnia o en liguilla.

Es fácil distinguirlos en las tribunas porque además de que llevan sus jerseys nuevos (con sólo una puesta o dos por mucho) suelen pasarse el juego haciéndose selfies.

Para colmo, históricamente el grueso de los Pumas de Ocasión tiene alguna palanca en la UNAM y suele conseguir boletos para las grandes citas sin mover un dedo, cosa de la que además gusta de presumir en las tribunas, provocando, de menos, la ira del resto de la afición auriazul que tuvo que sufrir con Ticketmaster, en las taquillas o con los despreciables revendedores.

Bueno, hecho el breviario cultural, volvamos al punto.

Este torneo, la debacle del proyecto de Rodrigo Ares de Parga se ha reflejado como pocas veces en la tribuna de CU. En otras ocasiones, pese a tener un mal paso, la base de fieles aficionados Pumas que estaban ahí cada 15 días rostizándose promediaba los 20 mil valientes.

El patético nivel del equipo, la falta de jugadores con agallas, la tibieza de los directores técnicos y en cierta medida la terrible humillación que sufrió el equipo a manos del América en las Semis del torneo pasado hicieron que en 2019 el cemento brillara como nunca los domingos de juego en CU…

En la fecha 1 se apersonaron 15 mil 600 al juego contra Veracruz. Es decir, ni la tercera parte del aforo (oficial de 48 mil 297).

Que la cuesta de enero, que la manga del muerto, pero la cosa no mejoró mucho en la fecha 3 que entraron 17 mil 400 al juego contra Atlas. Luego, lo más triste que ha pasado en años: presentación de Bruno Marioni en casa y solo van 17 mil 825 pelados…

¡Aaah, pero ahí viene el América!, y entonces el estadio se pinta de azul y oro (porque aunque había mucho americanista, la neta no eran tantos). El registro de asistencia se dispara a 42 mil 600 en la fecha 7. ¿Renace el amor?
Hhhhmmm… Pues no… a la semana siguiente, ni siquiera 15 días después, a la semana siguiente contra el líder León en la fecha 8, entraron ¡19 mil 348…!

¿Dónde quedaron, mis pumitas?

Pero lo peor aún estaba por venir, pues ni el cambio de técnico, ni Dios padre pudieron evitar que justo el último partido en CU sea el de PEOR ASISTENCIA en el torneo para Pumas… Jornada 11 contra Morelia, apenas 14 mil 122.
¡Aaah, pero vienen las Chivas!

¿Qué va a pasar?
Creo que no necesito decírselos, ya lo verán: las playeras nuevas y las selfies. Pero a diferencia de lo que pasó contra América, un juego en el que el orgullo impulsó a más de uno a ir a CU, este domingo tengo la sospecha de que el grito de “¡Chivaaas, Chivaaas!” se va a escuchar como pocas veces…

Habrá que ver si los Pumas de Ocasión se molestan un poquillo y recuerdan cómo cantar una Goya para que eso
no ocurra.

San Cadilla