Premio a un terrícola
 
Hace (63) meses
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Hubiera sido fácil para el legendario Stan Lee haber creado un cómic con el personaje de Cristiano Ronaldo o Leo Messi.

El padre del hombre araña, Hulk, y una multitud de personajes de Marvel que nos siguen deleitando, hubiera encontrado en la fuerza del hoy jugador de la Juve o los poderes mágicos del refulgente astro argentino, el punto de partida para contar y dibujar mil historias.

Pero para el neoyorquino recién fallecido tal vez hubiera sido un reto inventar un superhéroe que se inspirara en Luca Modric, premiado con el Balón de Oro al mejor futbolista del mundo.

Y es que el croata es un personaje bastante normal en su vida privada y menos escénico que aquellos dos, que acapararon desde 2008 la prestigiada distinción.

El mismo Kaká con sus artilugios, Fabio Cannavaro con su liderazgo y poder defensivo o el eléctrico Ronaldinho -los tres antecesores de esa fabulosa dictadura de CR7 y Leo- tenían más tela de dónde cortar.

Y es que al futbol le ha sido difícil destacar a alguien diferente al que hace los goles. Eventualmente ha premiado, como a Cannavaro o a Matthias Sammer a un gran central. O a un portero, Yashin, en 1963.

Pero le ha sido casi imposible reconocer a quienes aportan equilibrio. A los que como Modric, en un año espectacular, sirven de válvula para recuperar balones, apoyar a quienes los tienen comprometidos o se los dan a quienes están mejor ubicados que ellos.

A propósito de eso, se le preguntó al galardonado de 66 kilogramos y 1.72 de estatura por qué no dispara más al arco dadas las condiciones y buen golpeo que tiene. Y responde que desde niño aprendió a jugar en equipo y que le gusta más  servir a sus compañeros que lucir individualmente.

Los técnicos que lo formaron y luego lo dirigieron, fueron consultados por France Football sobre las cualidades de Modric. La combinación de respuestas es espectacular: es un jugador hiper técnico, siempre en movimiento, capaz de defender y de atacar, de jugar corto o largo, de derecha o de zurda, de pegarse a la banda o de organizar desde el centro.

Además de ello, maestro del pase y de las pequeñas decisiones que hacen la historia de los partidos. Tiene la sangre fría de Kroos para pasar, pero la fuerza del revés de Roger Federer cuando usa la parte externa de su pie derecho.

Modric no tiene una vida con autos excéntricos como Neymar, clanes como Messi o pirotecnias como Cristiano Ronaldo.

Se levanta temprano, lleva a sus hijos a la escuela, es el último en salir del entrenamiento, vuelve al colegio para luego comer en casa con su familia, ve series y películas en casa y se descansa. Se cuida. Es de poco salir.

Es la historia de un superhéroe que no es de cómic; pertenece a la vida real.

Un alivio en tiempos ocupados por los superlativos y los excesos.

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