Ricardo Antonio Viornery Islas tenía una gran amistad con Pedro Aguayo Damián.
El empresario de la Arena Afición guarda buenos recuerdos con el Perro Aguayo, a quien recuerda como admirador de la gastronomía hidalguense.
“A él le gustaba mucho la comida de por acá y entonces íbamos a comer a Pachuquilla; tuvimos cierto tiempo de convivencia cuando él venía a trabajar”, expresó.
Mencionó que otro tesoro que tiene del Can de Nochistlán es una tarjeta que le envió, en la década de los 80, de uno de los tantos viajes que hizo a Japón.
“Haber tenido contacto con él cuando salía, que me llegó a mandar una postal cuando se acordaba de su servidor; teníamos una relación bastante cordial”, abundó.
Al igual que cada rincón del país, mencionó que el Perro tuvo fuerte combates en la catedral hidalguense de la lucha libre: “Contra Ray Mendoza, contra los Villanos, contra los Brazos, gladiadores de esa época y Fishman era su pareja; vimos grandes luchas y grandes actuaciones”.
Agregó que en muchos de esos combates fue cobijado por la afición pachuqueña: “Tenía el carisma; eso lo hacía ser el ídolo de la afición, como rudo o como técnico, tenía el feeling y el ángel para subir y poder hacer que el público se enojara o le aplaudiera”.
Finalmente, destacó el hecho de que Pedro Damián luciera en una época de grandes exponentes del pancracio nacional.
“Es una pérdida muy sensible; cubrió una época que era muy difícil, eran luchadores muy fuertes, contra cualquiera que le pusieran, él podía”, remató.
Alejandro Velázquez I Pachuca