Brazil’s forward Neymar and teammates take part in a training session at the Rostov Arena in Rostov-on-Don on June 16, 2018 on the eve of the Russia 2018 World Cup Group E football match between Brazil and Switzerland. / AFP PHOTO / KHALED DESOUKI
Hace unas semanas Neymar reconoció que tenía miedo. Saltar de una lesión a un Mundial no es fácil ni para quien creció con un país a sus espaldas. Hoy, en Rostov, el planeta volverá a estar mirándolo, mientras se enfrenta a su peor trauma: vivir otro fiasco en una Copa del Mundo.
Ney salió de la última en camilla y entra en está recuperándose de una lesión. Un ciclo que comenzó en aquellos histéricos cuartos de final de 2014 ante Colombia, donde una fuerte entrada de Zúñiga lo sacó del torneo, y que lo devuelve a Rusia convertido en el jugador más caro del mundo.
“Estoy más maduro, creo que estoy más preparado”, afirmó en el canal de YouTube Desimpedidos. Él, al menos, lo ha intentado. En una decisión que sorprendió al mundo, y sobre todo a su antiguo club, cambió la protección de Lionel Messi y Luis Suárez en Barcelona por los millones del PSG para volar en solitario.
El trono del mejor jugador del mundo se iba a decidir este año en Rusia y él tenía que llegar como fuera. Tomó un avión hacia Brasil, y el doctor de la Seleçao lo operó el 3 de marzo en Belo Horizonte, para que iniciara una recuperación contrarreloj con destino a Rostov.
Es el más animado de la expedición, llegó bailando al hotel de Sochi, dirigió la broma que acabó con Coutinho rebozado de harina y apareció ayer con parte del pelo rubio platino. “Después de tres meses (…) él ya está jugando a un nivel muy alto, algo que nadie esperaba, ni él mismo”, celebró Thiago Silva.
Rosa Sulleiro I AFP