México über alles
 
Hace (70) meses
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Cirilo Saucedo preguntaba ayer en un tuit: “No entiendo porque el ser humano ha de inclinarse por el que, en el papel, es el más débil. ¿No tendría que ser al revés?”.

Es de lo más común que los aficionados apoyemos a los equipos con menos posibilidades cuando se enfrentan a las grandes potencias del deporte, ayer lo pudimos ver en el juego en que Islandia empató con la Argentina de Lionel Messi.

Algo similar pasó en el duelo entre Egipto y Uruguay. Los Faraones, sin su único titán, se plantaron con categoría y se quedaron cerca de robarle un punto a los sudamericanos. Cuando el remate sobre la hora de Giménez le dio el triunfo a los Celestes, todos nos quedamos con una sensación de que se había hecho justicia, pero también con el sabor amargo de la hazaña que no fue.

Yo creo que esto se debe a varios factores. Está el esfuerzo extra que suelen dar los equipos pequeños para intentar igualar en fuerza a los gigantes del balompié, quizá el morbo religioso de ver “en vivo” una reedición del choque entre David y Goliat; o también el deseo de alimentar nuestra capacidad de ser sorprendidos, el saber que nada está escrito cuando rueda el balón, que todo puede suceder y que debemos esperar lo inesperado.

Es probable que, para cuando alguien lea esto, ya sepamos el resultado del primer juego de la Selección Mexicana en el Mundial. Conoceremos si Alemania goleó, como esperan (y hasta desean) tantos, o si México fue capaz de rescatar un buen resultado.

En todo caso, como el optimista futbolero incorregible que soy, espero que el Tricolor nos regale una buena Copa del Mundo y se levante, si es que cayó, o mantenga un buen ritmo en los próximos encuentros, si una vez más la lógica estuvo ausente en la grama.

Tras el nazismo, los alemanes dejaron de usar la primera estrofa de su himno, que empezaba así: “Deutschland, Deutschland über alles, über alles in der Welt” (Alemania sobre todo, sobre todo en el mundo).

Hoy, los 11 alemanes en la cancha moscovita no entonaron esa parte porque se asocia con la idea del expansionismo nazi y la superioridad racial. No obstante, fue escrita mucho antes y en realidad refiere a la unidad necesaria para acercar lo que entonces era una serie de pueblos divididos.

Bueno, pues ojalá pudiéramos hacer nuestras esas líneas. Al menos por un mes, que el futbol nos haga sentir más unidos, ya que la política obviamente no lo hace, y nos permitamos soñar con un buen papel de los nuestros.

Dejemos de decir que nos vamos a comer un saco de goles y hasta de alentar al equipo rival (Ojo, lo dice un malinchista de juventud). Mandemos buenas vibras y esperemos lo inesperado; como hacemos tantas veces, apoyemos al pequeño, que esta vez es nues-tro equipo.

Más allá de que nos guste como juega España o de que seamos fans de CR7 o Lio Messi, recordemos qué es estar detrás de nuestra selección. Yo sueño con que quedemos satisfechos con la demostración del Tri y que pongamos a México sobre todo; primero en el futbol, y luego en todo lo demás.

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