Todo estaba listo para la fiesta, para hacer historia y por fin dar el gran paso, pero apareció el rival más odiado. La derrota siempre es dolorosa pero el 17 de junio de 2002 el futbol mexicano vivió uno de sus días más aciagos.

Tras una primera fase en la que consiguió el liderato de grupo, tras empatar con Italia y derrotar a Croacia y Ecuador, México se vería las caras con Estados Unidos, un viejo conocido que nos tenía tomada la medida. Las voces positivas eran mayoría, pues el Tri no enfrentaría a una potencia en Octavos de final y se veía más factible pasar al quinto partido.
Apenas al minuto 8, Brian McBride venció al Conejo Pérez y encaminó el partido hacia la zona que más le gustaba al equipo de las barras y las estrellas: el contragolpe. México intentó y a pesar de los cambios fallidos de Aguirre, que sacó a Ramón Morales, mantuvo una esperanza que fue tumbada por Landon Donovan, quien se convirtió en el enemigo público más conocido de la afición azteca.

Redacción I Pachuca