En una temporada atípica, la LMB volvería a cantar playball en sus estadios con público limitado.

Aunque existe el riesgo de una cancelación derivado por el Covid-19, el presidente Horacio de la Vega se mostró optimista de volver el 7 de agosto, en lo que será una campaña de casi tres meses.

“En las últimas semanas nos han dado el visto bueno para poder tener la posibilidad de tener partidos a puerta abierta con una capacidad limitada de aforo de los espectadores en los estadios, que en cada Estado puede ser distinto”, dijo vía telefónica a Cancha.

“Es una temporada de pérdidas y lo que hemos procurado hacer es minimizar al menor grado las pérdidas que puedan tener los equipos. La conclusión de todo esto es hacer todo lo que estaba en nuestras manos para decir: ‘estamos listos, están hechos los planes'”.

De la Vega aseguró que el “Plan Diamante”, que se centraliza en el regreso del torneo, está en constante actualización conforme la tendencia del virus.

Diablos Rojos, Tijuana, Puebla y Tabasco se encuentran en estado de alerta, sin embargo, el directivo señaló que analizarán con los equipos el futuro de esas series.

“Tenemos en el radar esas cosas, como la posibilidad de que el semáforo está en rojo y no podemos (jugar) a puerta abierta, se tendrá que ver con los equipos si están dispuestos a emigrar o un número determinado de series a un otro estadio hasta no tener el semáforo en otro nivel”.

Sultanes es el único equipo que juega en la LMB y la LMP, por lo que De la Vega espera que el torneo de invierno que preside Omar Canizales modifique su calendario para evitar que se empalmen las Ligas.
La LMB está lista