La culpa es de Layún
 
Hace (62) meses
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Podría ser el personaje central de la próxima historia de éxito.

Fue objeto de tanta crítica que se acuñó una oración en su contra. Tuvo que ir a terapia, restauró su dañada autoestima  y siguió su marcha con el América para anotar un penal icónico y con diferentes clubes europeos a los que se aferró para cumplir su misión.

Hoy, a los treinta años -edad más que razonable para seguir cabalgando- Miguel Layún regresa a México sin que nadie pueda  criticarlo.

Rayados lo ha repatriado cuando la crisis del Villarreal lo ha alcanzado y los minutos jugados menguan. Buena señal para volver.

Hay quienes se han quedado en Europa a costa de sacrificios importantes: Javier Aguirre para irse en sus tiempos a jugar al Osasuna, Palencia al Espanyol de Barcelona y Cuauhtémoc Blanco al Valladolid.

Gerardo Torrado se lanzó a la aventura con el Polideportivo Ejido -sigue sonando raro el nombre- para luego irse a clubes mucho más importantes.

No se hable de Hugo Sánchez, que contestó a la metralla de los insultos con una carrera sin igual para un mexicano en el extranjero.

Estos personajes tienen algo en común: las agallas.

Ninguno se dobló ni siquiera por tremendas fracturas- como Aguirre y Blanco- ni tampoco por la paciencia que debieron tener para insistir. Han sido guerreros, todos ellos jugadores importantes de Selección Nacional y habitantes seguros de la Enciclopedia del futbol mexicano de todos los tiempos que está esperando autor.

Layún está entre los menos dotados de ellos. No finta como el “Temo”, no hace chilenas como Hugo, no es gatillero como Palencia. Pero tiene una voluntad y resistencia que le hace distinguir por su entrega eterna.

Miguel deja de formar parte de ese pequeño grupo de expatriados europeos.

Existen exponentes como Lozano, Corona, Lainez, Raúl y “Chícharo” que seguirán alimentando de buenas noticias nuestros espacios  cada vez que les sea posible. Ojalá se sumaran más fichas a esa legión mexicana todavía minoritaria y pendiente de otro triunfo rotundo y estable en sus trayectorias.

El regreso de Layún, así como el de Salcedo a los Tigres, hablan de la buena posibilidad económica que gozan los equipos de la Sultana, y al mismo tiempo de un atractivo más para la Liga MX, obligada a buscar a sus principales figuras en el exterior, incluyendo ahora futbolistas repatriados.

El prestigio tarda años en construirse y requiere de constancia.

Miguel, culpable de sus éxitos y alumno de sus malos momentos para aprender, es un activo importante para la Selección Mexicana, contenta de tenerlo más cerca.

Regresa con la tarea hecha y bien recompensado con su nuevo y bien merecido contrato.

Francisco Javier González I Agencia Reforma

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