Jorge Campos es uno de los personajes más coloridos (literalmente) en la historia de la Selección Mexicana, quizá el Mundial de Estados Unidos 94 no hubiera sido el mismo sin el extravagante diseño de su uniforme.
Los colores rojo, amarillo y verde fosforescente predominaban en su vestimenta, pero el oriundo de Acapulco no era solamente un futbolista estrafalario, era uno de los mejores del mundo y en Francia 98 demostró que tenía un nivel impresionante, podemos recordar aquella gran atajada a una mano contra Alemania.
En aquel mundial de 1998, hubo un problema con sus uniformes, por lo que tuvo que jugar con los uniformes de juego de sus compañeros y fue precisamente hasta el duelo ante los teutones, cuando puedo usar uno propio.
Redacción I Pachuca