La madrugada del 25 de agosto, la delegación mexicana obtuvo su primera medalla en los Juegos Paralím-picos Tokio 2020, su autora, la nadadora hidrocálida Fabiola Ramírez, quien se quedó con el bronce en los 100 metros dorso.

A casi un mes de que Faby subiera al podio en tierras niponas, la deportista reconoció que la sensación al terminar su prueba fue algo indescriptible.

“Estaba con quien fue mi entrenador la mayor parte de mi vida, Víctor Romero, y mientras salía del agua, levanté la cara para escucharlo, ahí fue cuando me dijo “¡es tuya, es tuya!”, y supe que todo había valido la pena.

Solo estaba mentalizada en mejorar mi marca y apreté en los metros finales para que todo fuera para mejor, pero se consiguió una medalla y es algo que no se puede describir”, señaló a Criterio.

Y es que subir al podio en una justa de esa magnitud no fue tarea sencilla para Ramírez, pues fue hasta sus terceros Juegos Olímpicos y su cuarta Olimpiada cuando se colgó el metal. “Una vez que pasó Río 2016 decidí darme un descanso, reorganizar mi vida y saber que había hecho un excelente papel en los 11 años que estuve en el alto rendimiento, pero poco me duró el gusto, porque a los 10 meses regresé a la alberca, con las ganas de superarme y llegar a Tokio”, declaró la deportista de 31 años.

Ahora, la hidrocálida, quien fue entrenada por Romero, originario de Tlahuiltepa, Hidalgo, durante la mayor parte de su carrera sabe que tiene una nueva responsabilidad, pues defender una presea olímpica no es tarea sencilla.

“Ahora mi situación es diferente, porque en Beijing 2008 y Río 2016 el objetivo era otro, era mejorar nuestros tiempos. La medalla nos da algo extra, pues ahora la gente espera algo más de ti y es algo muy bonito.

“Tenemos torneos en el horizonte y antes de pensar en París hay que ver las competencias a las que clasificamos, así como los Parapanamericanos, que servirán para medir nuestro nivel y después, ahora
sí pensar en repetir una medalla en Francia”, dijo.

Luis Carlos León I Pachuca