Ariadna Rotceh Barragán Lobo
Agencia Reforma

Al caer la noche, las calles del Barrio de Tepito se llenaron de mujeres, hombre y niños enmascarados que se dirigían al Deportivo José María Morelos.

El gimnasio se transformó en un cuadrilátero, con luces de neón y música que vistieron la llegada de los luchadores.
Alrededor de 300 personas se arremolinaron alrededor del ring, para ver de cerca la contienda a favor de los niños cuya vida se vio transformada por el sismo de 7.1 grados ocurrido el 19
de septiembre.

Las gargantas y trompetas tronaron a la entrada del luchador estelar, figura de la WWE, Alberto del Río, quien a nombre de la fundación Lucha por Ellos destinará lo recaudado en taquilla para aquellos menores que perdieron a uno o ambos padres a consecuencia del temblor.

“Lo que logramos esta noche no fue para mí, no fue para ustedes, no fue para nadie más que para el futuro de nuestro México que son nuestros niños.

“Hoy traje a mis hijos desde muy lejos porque quiero que crezcan amando a su país, respetando sus raíces”, expuso el gladiador sobre la tercera cuerda ante el público.
Mientras, entre los asistentes, los gritos se dividían entre los luchadores Tinieblas, Psicosis o el Hijo de Dos Caras, el bando rudo y quienes apoyan a los técnicos. Para todos había un propósito mayor en cada caída.

“Las luchas son algo que mis papás, desde que era chiquita, me inculcaron y ahora más porque sabemos que esta es una lucha con causa”, aseguró Laura Miranda Ramírez, originaria de la Morelos, acompañada de
sus dos hijos.

Entre las cuerdas, figuras como Octagón y Dos Caras vencieron sobre la lona a Fuerza Guerrera y Pirata Morgan, no sin antes acordar la revancha en un máscara contra máscara.
La noche cerró con los más esperados por los asistentes, arrancando con Cibernético y Rey Wagner arremetiendo contra El Patrón hasta tenerlo colgado de las cuerdas, hasta que El Hijo del Fantasma llegó al rescate de
Del Río.

“El grito de un mexicano siempre se va a responder por otro mexicano”, dijo el enmascarado.