En estos días que ha Carlos Peña y sus gustos etílicos han estado en boca de todos, no puedo dejar de contarles que hubo un futbolista que precisamente perdió sus chances en la Selección Mexicana por asuntos de esa índole.

Dicen que en el Tricolor hablaron duro y directo con el jugador al que me refiero, y de plano se la pusieron bien sencilla: o le bajaba a sus problemas de alcoholismo o simplemente no tendría oportunidad de regresar a las convocatorias. Esto último es lo que ha ocurrido desde entonces.

Quién sabe si el jugador al que le pusieron la cruz en el Tri juegue en La Noria, o quizá allá en donde “la vida no vale nada”, donde luego se andan ventilando fotitos de jugadores en el vestidor con su latita de New Mix, o qué sé yo, pero lo que me queda claro es que una de las cosas más tristes en el futbol debe de ser el tener las cualidades para jugar con la Selección y realizar un sueño tan grande como ir a una Copa del Mundo y aun así meterse una zancadilla por problemas que nada tienen que ver con la pelota.

 LA ÚLTIMA ESCAPADA

Si algo van a extrañar los jugadores de Cruz Azul del estadio Azul es la facilidad con la que podían eludir la zona mixta para así no enfrentar a los medios de comunicación.

No era raro, por el diseño del recinto de la Colonia Noche Buena, que aquellos elementos que eran de pocas palabras o de plano no querían dar la cara se fueran por otra ruta, ya sea por las escaleras internas o las gradas, en vez de cruzar el campo donde se instalaban los reporteros en busca de declaraciones.

El último caso, del sábado pasado al terminar el juego ante Morelia, fue el de Felipe Mora, quien salió al campo del lado de los visitantes y al ver a la prensa, prefirió subir las gradas para llegar a una salida ya directo a la calle.

Bueno, todo esto terminará en el estadio Azteca donde solo hay una manera de llegar del vestidor al camión de salida y ese es por el túnel de la zona mixta; ahora falta que quieran hablar y no hacerse de oídos sordos, como suele pasar también con mis carnalitos del América.

TODOS PIERDEN

Ni los revendedores se salvaron de la nostalgia por el adiós al estadio Azul.

Les cuento que estos personajes, tan apegados a cualquier tipo de evento como los deportivos, se dieron ánimos entre ellos en la semana previa al duelo entre Cruz Azul y Morelia de este sábado, el cual fue el último en el Coloso de la Colonia Noche Buena.

Entre los comerciantes informales no faltaron las frases, entre broma y en serio, “¿ahora dónde vamos a parar?”, “vamos a tener que ir de arrimados al Azteca” o “mi familia tiene que comer” mientras esperaban clientes en las taquillas del Azul desde el martes pasado.

Vaya que el alcance de un cierre de estadio va más allá del equipo y la afición, y aunque no congenió con los señores de la reventa, sí tendrán que buscarle por otro lado para sacar para la papa.

San Cadilla I Agencia Reforma