“Para mí es un sueño hecho realidad disputar este tipo de torneos”, afirmó el delantero Alan Pulido, de las Chivas de Guadalajara. Se refiere al Mundial de Clubes, un torneo que acostumbra tener mayor eco en Latinoamérica que en el continente Europeo.
A la sombra de la Liga de Campeones de la UEFA y de las grandes ligas del Viejo Continente, el Mundial de Clubes, cuya edición de 2018 comenzó este miércoles en Emiratos Árabes Unidos, es una competición que en Europa no suele desatar grandes pasiones, pese a que en la última década sus representantes han sido siempre campeones, con la única excepción del éxito del Corinthians en 2012.
La palabra sueño; sin embargo, acompaña las declaraciones y las crónicas de los preparativos de Chivas de Guadalajara y River Plate para este Mundial de Clubes.
En 2015, con motivo de la anterior participación de River Plate en el Mundial de Clubes, los Millonarios tuvieron una gran despedida, con miles de aficionados en la ruta al aeropuerto y fuegos artificiales. Hasta 15 mil aficionados argentinos hicieron entonces el costoso y largo desplazamiento a Japón, conscientes de la importancia del reto.
En el caso de Chivas, el pasado fin de semana tuvo también una despedida en forma de fiesta con su afición, con música de mariachis y un ambiente digno de las grandes ocasiones. Los seguidores pudieron incluso entregar sus amuletos de buena suerte al equipo para llevarlos en la maleta del 12, desplazada con el resto del equipaje a Emiratos Árabes Unidos.
En la prensa europea no es extraño encontrar opiniones que consideran al Mundial de Clubes un torneo menor.
La falta de atractivo para los equipos y los aficionados europeos, y la posibilidad de conseguir un mayor impacto mediático y comercial, estarían detrás de los planes de la FIFA de Gianni Infantino de revolucionar este torneo con una ampliación, destinada a aumentar su interés y acercarlo un poco más al del Mundial de selecciones.
Diego Reinares I AFP
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