El Huracán, pintado de verde

Al día de hoy ha transcurrido casi una semana desde que terminó otra de las tareas encargadas al director técnico (DT) de la selección mexicana femenil: la primera mitad de los juegos clasificatorios a la Concacaf W Gold Cup 2024. Misma que tuvo lugar en el Estadio Azteca (Cdmx) y el estadio Hidalgo (Pachuca). Ambos enfrentamientos forman parte de los compromisos que tiene Pedro López rumbo al Mundial Femenil 2027 y previo a estos juegos, ante los conjuntos de Puerto Rico (PR) y Trinidad y Tobago (TTO), se encargó de convocar a 23 jugadoras.
Los aficionados se extrañaron al no hallar nombres de jugadoras constantes como Lizbeth Ovalle (Tigres), Katty Martínez (América), Melany Villeda (Pumas), por mencionar algunas. Un sector se encontró emocionado por el regreso de Scarlett Camberos (Angel City FC) y el primer llamado de Araceli Torres (Chivas). A su vez, las alarmas cesaron tras el llamado a Maricarmen Reyes (Tigres), Alicia Cervantes (Chivas), Nicolette Hernández (América), entre otras; quienes ocuparon puestos de seleccionadas que abandonaron la concentración por lesiones.
El 26 de septiembre el equipo tricolor llegó al estadio Hidalgo (el Huracán). El día no pasaría sin pena ni gloria para los seguidores del futbol, ya que fue la primera vez que se disputó en dicho inmueble un partido de la selección nacional mexicana femenil. Un gran número de personas arribó al encuentro ante TTO desde las 18:00 horas, aun cuando el partido iniciaría a las 20:00, dando como resultado una asistencia de aproximadamente 13 mil 500 personas. A diferencia de lo que ocurre cada 15 días con los juegos de las tuzas, el Huracán cubrió asientos en sus cuatro zonas.
Las mexicanas consiguieron una victoria de 6–0 y, al término del partido, la fanaticada quiso hacerse de ellas. Estas recibieron gritos: “¡Una foto!, “¡Firmaa, firmaaa!” o “¡Portera!”, acompañados de impactos provocados por una lluvia de celulares y playeras. No obstante, existieron casos contados de mujeres, niñas y algunos aficionados que conectaron con jugadoras como Itzel, Nicki, Greta, Nati y Camberos, tras nombrarlas. Por otro lado, un pequeño grupo, en su mayoría conformado por niñas y mujeres, esperaron cerca de una hora a las afueras del estadio para conseguir algún recuerdo de Charlyn Corral, Kenti Robles y Karla Nieto.
Sería interesante reflexionar sobre las formas mediante las cuales se lleva a cabo la interacción entre el público y las figuras del futbol femenil. Parece no ser suficiente con la idea de regalar boletos al público en general, o pintarlo de verde para llenar un estadio. Es necesario buscar más estrategias que contribuyan a fomentar la sana convivencia fuera del campo de juego, con respeto y empatía hacia quienes se encuentran en la cancha representando nuestra camiseta.
Saúl Hurtado Mares
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