La irregularidad con que se ha desarrollado la pandemia de Covid-19 se ha convertido en el principal obstáculo que impide el mínimo comentario en la reanudación de actividades cotidianas, que incluye el deporte.
Por este motivo, fue tajante la decisión del Comité Olímpico Internacional (COI) y del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Tokio para suspender el máximo evento hasta 2021, antes de arriesgarse a un
posible contagio masivo.
A esta determinación también llegaron los organizadores de otros eventos internacionales de mucha tradición, entre maratones, carreras de autos, ligas de diversos deportes, que se realizaban en diversos países, incluido México, suspendidos por necesidad.
De esos eventos, lo único que se reanudó de manera condicionada; es decir, con escenarios sin aficionados, fueron las ligas europeas de futbol y la MX, así como el basquetbol de la liga estadunidense, porque representa una industria comercial televisiva.
Lamentablemente, esta afectación continuará en el deporte de México en todos sus niveles, incluyendo el alto rendimiento o el oficial, que concluye con los Juegos Nacionales Conade, que solo está en espera de la indicación para suspenderse hasta el año próximo.
Por desgracia, nuestro país ha ido alalza en cuanto a contagiados y muertes, que no augura nada positivo y que el deporte sería el primero en tomar esta decisión, después de anunciarse la reanudación de clases escolares en línea.
El panorama no es inventado ni una fantasía, es una realidad que ya se refleja no solo en la enfermedad, sino en la industria, en el comercio y en la economía de México, que está primero para reactivarla, por necesidad y con
sus riesgos que conlleva.
En el deporte, no solo afecta el proceso de competencias, sino muchos gimnasios, escuelas y entrenadores, cuyos propietarios ya acusan los estragos, por la falta de ingresos y la amenaza de cerrar sus instalaciones.
Sin duda, una desgracia que se globaliza en todos los sectores y que solo el tiempo podrá curar, obvio, con la responsabilidad y el respeto de cada ciudadano, cumpliendo con las normas de higiene, distancia y todos los protocolos que se anuncian a cada momento.
Francisco Lozada I Platea 2000