Considerada como una de las grandes favoritas al título en la Eurocopa después de su victoria ante Alemania, Inglaterra se enfrenta hoy a Ucrania en Roma, en cuartos de final, dentro de partido salpicado por la sombra del covid-19.

Al derrotar a su bestia negra por primera vez en un partido eliminatorio desde hace 55 años y el Mundial 1966 ganado en casa, Three Lions dieron un golpe sobre la mesa, pero ahora Gareth Southgate y sus hombres, cuartos en el Mundial 2018, ya no pueden ir de tapados.

Ante la modesta Ucrania –vigésimo cuarta en la clasificación FIFA–, Inglaterra es en efecto muy favorita.

Clasificada como una de las cuatro mejores terceras, Ucrania podría asimismo verse mermada por la fatiga después de haber disputado la prórroga ante Suecia en octavos y la baja de su delantero Artem Besedin, lesionado tras sufrir una violenta entrada.

El ganador se enfrentará en semifinales a Dinamarca o a República Checa, dos selecciones a priori muy inferiores a Inglaterra, que ahora viaja a la capital de Italia, donde le esperan temperaturas más elevadas, pero un Estadio Olímpico sin el calor de la afición inglesa.

Al día siguiente de la victoria ante Alemania, la Federación Inglesa de Futbol anunció que renunciaba a las 2 mil 500 plazas –de 16 mil espectadores autorizados– a las que tenía derecho, a causa de las restricciones de desplazamiento entre Inglaterra e Italia por la pandemia.

Con solo cuatro días entre ambos partidos y una cuarentena estricta de cinco días en su nueva sede, hacer el desplazamiento carecía de sentido para los residentes ingleses, y aún menos para los ucranianos, cuya cuarentena es dos veces más larga.

Pero este enfrentamiento ha relanzado el debate sobre la disputa de la Final 4 en el país donde los casos de contagio por la variante Delta –que representa el 95 por ciento en Reino Unido– se han multiplicado
casi por cuatro en el último mes.

AFP I Roma