De la tregua a la gloria eterna
 
Hace (33) meses
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TOKYO, JAPAN, JUNE. 20. 2019: Silhouette of medal trophy, olympic circles in background. Background photo for olympic game 2020 in Tokyo, Japan

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Los Juegos Olímpicos son uno de los eventos que paralizan al mundo cada par de años, junto con el Mundial de Futbol; sin embargo, no todo comenzó de dicha forma.

En la Grecia antigua, cuando se desarrollaron las primeras competencias de su tipo, el imperio heleno otorgaba un periodo de tregua denominado ekecheiria (apretón de manos), en el que se impedía realizar guerras tres meses antes y tres meses después de la justa, con la intención de que los representantes llegaran lo mejor posible al torneo.

Dicha pausa, conocida después como tregua olímpica, servía para que se impulsaran disciplinas como la filosofía, las artes, medicina, arquitectura, entre otras.

Fue esta misma intención de elevar lo que se desarrollaba en Grecia durante la ekecheiria, la que llevó al francés Pierre de Coubertin a relanzar los Juegos Olímpicos durante la última década del siglo XIX.

Tal fue el propósito de retornar hacía la cultura helena por parte del galo que, a pesar de que fuera una idea suya el regresar los Juegos Olímpicos, impuso a Demetrios Vikelas como el primer presidente del Comité Olímpico Internacional, en 1894.

Durante los primeros años hubo muchas restricciones, como la prohibición a las mujeres, a tal punto de sacarlas de competencia a través de la violencia física (como ocurrió en la maratón en Atenas 1896), o bien, idealizar el amateurismo.

Esta última tenía el objetivo de que ninguno de los deportistas cobrara, no solo durante su participación, sino antes o después de la competencia, por lo que se priorizaba la presencia de atletas de las altas esferas sociales, que podrían pagar su traslado a las sedes, así como hospedaje y demás gastos.

Contrario a lo que ocurría en Olimpia, en el que a los ganadores en los viejos juegos le esperaba una posición de poder y riqueza, a los deportistas se le sancionaba por cobrar en algún momento de su vida.

Un ejemplo de ello fue lo que le ocurrió al finlandés Paavo Nurmi, quien no pudo ir a Los Ángeles 1932, debido a que cobró durante una gira promocional.

Otro ejemplo es que el medallero no existió sino hasta Estocolmo 1912, pues anterior a ello, los participantes solo competían por su propio nombre.

Así llegó el primer metal para México, en París 1900, cuando consiguió el bronce en el polo, gracias a Eustaquio, Manuel, y Pablo de Escandón, pero con Guillermo Hayden Wright, de Estados Unidos en el equipo. La idea del amateurismo no fue eliminada sino hasta 88 años después del comienzo de las justas, luego de Los Ángeles 1984, pues el olimpismo se abrió a otras disciplinas y, con ello, la posibilidad de que los atletas percibieran ingresos.

Lo anterior, en parte a que, entre 1952 y 1984, los países comunistas se vieran favorecidos ante tal situación dentro de los deportes de conjunto, como el futbol, en el que dichos territorios dominaron ampliamente.

Fue precisamente en los juegos desarrollados en California, Estados Unidos, donde se realizó uno de los últimos boicots a la justa.

En aquella ocasión fueron los propios países comunistas quienes desistieron de acudir a territorio estadunidense, en represalia a lo realizado por la nación

norteamericana cuatro años antes, cuando encabezó a 60 naciones para no viajar a Moscú.

Anteriormente, los juegos de Melbourne también fueron víctimas en 1952, después de que se desarrollara la crisis del Canal de Suez, en el que Gran Bretaña y Francia bombardearon objetivos egipcios, para forzar la reapertura del espacio marítimo.

La misma situación sucedió cuando se realizó la entrada de tanques soviéticos a Bulgaria, y en 1976, cuando no se condenaron las acciones de Nueva Zelanda y violaron el apartheid durante una gira por Sudáfrica.

A partir de Seúl 1988, el COI consiguió mantener el poder de los juegos, en uno de los escenarios más complicados que ha vivido el organismo, según los integrantes del mismo, y que ahora produce más de 3.6 billones de televidentes por edición.

 

Los Juegos Olímpicos han contado con historias sobresalientes:

 

Victor Chukarin

El gimnasta ucraniano entró en 1941 a la armada soviética durante la Segunda Guerra Mundial, conflicto en el que fue capturado y enviado al campo de prisioneros en Sandbostel, Alemania, del que fue rotado durante cuatro años.

Al término de la guerra, en 1945, el nacido en Krasnoarmeyskoye pesaba 40 kilogramos y retomó la gimnasia, deporte en el que consiguió siete medallas de oro entre Helsinki 1952 y Melbourne 1956, en las pruebas de caballo con arzones, barras paralelas y salto de caballo, así como el all around y el concurso por equipos.

 

 

Hassiba Boulmerka

Durante su preparación, la deportista era apedreada, debido a que faltaba a las reglas del islam y salía en pantalones cortos.

Las advertencias no quedaron ahí, pues fue amenazada por grupos islámicos extremistas debido a que tampoco usaba velo en actos públicos. Dicha situación la obligó a cambiar de residencia a Francia.

Para los Juegos Olímpicos Barcelona 1992, Argelia solo obtuvo un oro y un bronce, el metal dorado fue de Boulmerka, en los mil 500 metros planos.

La victoria fue catalogada por Noor Al-Hussein, entonces reina de Jordania, como la victoria de todas las mujeres musulmanas.

Tres años más tarde, fue condecorada con el premio Príncipe de Asturias de los Deportes.

 

 

Simone Biles

La gimnasta estadunidense, quien está llamada a ser una de las reinas no solo de la justa en tierras niponas, sino también del olimpismo no tuvo un camino fácil.

Sus progenitores, adictos a las sustancias prohibidas, le llevaron a un orfanato, hasta que fue rescatada por sus abuelos, quienes fungieron como padres durante toda su infancia.

A partir de 2003, cuando tenía seis años, comenzó con las prácticas de gimnasia, y para 2011 ya competía en nacionales.

Para esta edición es una de las favoritas en el all around; sin embargo, cuenta con oponentes como Morgan Hurd y Danusia Francis.

 

 

 

Datos

Del oro a la cárcel

2000: el lanzador de peso estadunidense C. J. Hunter se vio vetado de participar en los Juegos de Sídney tras haber dado positivo por nandrolona, mientras que su esposa Marion Jones conseguía allí cinco medallas, tres de ellas de oro.

Más de 400 participantes en los Juegos Olímpicos han sido descalificados, o han visto vetada su participación en la historia del evento.

 

 

 

 

Luis Carlos León I Pachuca

 

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