Con Cruz Azul virtualmente clasificado a la liguilla, el partido ante Querétaro parecería hasta intrascendente, y aunque Pedro Caixinha ya ha dicho que no es supersticioso, un triunfo podría ser buen augurio.

Y es que de obtener los tres puntos, la cantidad de similitudes entre este torneo y el Clausura 2014, semestre en que levantaron su último título, la Liga de Campeones de Concacaf, ya serían difíciles de ignorar.

Si gana este sábado, la Máquina alcanzaría 29 unidades, es decir, llegaría al duelo ante las Águilas con los mismos puntos y la misma efectividad, 74.35 por ciento, que en aquel entonces, sin mencionar que el partido se jugaría en la misma jornada que en aquel torneo.

En aquella ocasión, el clásico joven también fue precedido por una semifinal, la de Concachampions ante Tijuana, una serie que aquella vez ganó Cruz Azul para posteriormente coronarse; ahora, será la serie ante León, en la Copa MX, la que sirva de preámbulo al choque.

Los cementeros también ostentaban el liderato en aquel torneo, y sus números en cuanto a goles a favor y en contra son casi idénticos hasta el momento: 21 anotados entonces y 20 ahora, 10 recibidos entonces y 9 ahora, misma diferencia, +11.

Si los números jugaran veríamos quizá el mismo escenario de hace cuatro años, un triunfo celeste sobre los de Coapa, como el 2-1 que entonces les endosaron, y una copa en las vitrinas cementeras.

Podrán parecer simples coincidencias, pero para un proyecto que apenas comienza, estos serían resultados muy satisfactorios, aunque con la sequía que han vivido en Cruz Azul, probablemente eso no sea suficiente.

Antonio Sánchez I Agencia Reforma