Uno de los jugadores más criticados de Cruz Azul, Julio César Domínguez, salió ayer de La Noria entre gritos de apoyo luego que el lunes abandonó las instalaciones por otra puerta para evitar a los seguidores del club que se manifestaron en el acceso principal.

El defensa, al igual que el portero Sebastián Jurado, pudo salir en calma del lugar del entrenamiento celeste, pero a Domínguez hasta le llovieron apapachos.

“¡Cata, Cata!”, lanzaron cerca de 20 seguidores, provenientes de Tlalnepantla, Estado de México, apostados afuera de la entrada principal de La Noria.

Domínguez no bajó la ventana de su camioneta, pero sí descendió la velocidad y alcanzó a saludar a estas personas.

Eso sí, cabe destacar que ninguno de los presentes traía alguna prenda o algún accesorio con los motivos de Cruz Azul.

Otro que también salió a toda velocidad fue Uriel Antuna, quien todavía tiene su cofre sucio por los huevos que le reventó la afición, durante la protesta que también incluyó amenazas a algunos jugadores.

Además, hubo hasta tres unidades de la Policía capitalina, dos camionetas y una patrulla, que resguardaron el acceso principal de La Noria, tras la petición hecha por el club cementero para ser auxiliados en la seguridad del lugar.

Félix Zapata I Agencia Reforma