La lucha libre hidalguense tiene un representante en Estados Unidos.

El pachuqueño Sky Anghel arrancó desde hace siete meses este reto en el vecino país del norte, donde asombra con su estilo suicida y de alto impacto.

Mencionó que emprendió esta aventura luego de una oferta de trabajo que recibió por parte un familiar radicado en Texas y un día, por azares del destino, se topó con un flyer de una función; acudió y pidió una oportunidad.

“Me dieron una cita; me pidieron información sobre mi trabajo: fotos, videos y programas; me dieron una fecha para el próximo evento sin que fuera necesario verme entrenar”, comentó el enmascarado.

Sus actuaciones sobre el cuadrilátero fueron del gusto de empresarios y afición, con presentaciones en el coliseo Houston, club Emiliano, club La Boom, Martinez Entertainment y The Party Kings.

“Mi trabajo es del agrado de la gente que conoce de verdadera lucha libre, a ras de lona, aérea, clásica y recia, respetando a todos, pero sin miedo a nadie; siento que es el plus que me hace resaltar de los
compañeros”, expresó.

Indicó que una de sus metas es alcanzar el campeonato CTLL: “Lo porta el luchador Poder Nocturno, quien es el mejor, en lo personal, de esa empresa; espero pronto tener esa oportunidad”.

Asimismo, comentó que algunos con los que se ha topado son Steve Pain, quien en su momento realizó una temporada en Triple A, y Javio VI, a quien considera rudo muy recio y conocedor de lucha mexicana.

Comentó que formar parte de esta generación de gladiadores hidalguenses de exportación lo llena de orgullo.

“Es muy grato que, aun no estando en tu país, veas que hay gente que disfruta mi trabajo y me hace continuar preparándome para siempre”, comentó.

Sky Anghel suma 15 años en este deporte, 12 de ellos profesionalmente; su debut lo hizo en el Centro Social y Deportivo 11 de Julio y ha recibido la instrucción de Águila Negra, Piloto Suicida, Piloto Infernal, Tarasco I, Tarasco II, Deluto III, Deluto IV, El Títere, Malévolo, entre otros.

“Practiqué la lucha libre por afición; desde los 5 años. Mi abuelo me llevaba a las funciones y, como todo niño, me entró esa intriga de querer volar; a los 7 años comencé a entrenar y me gustó.

“Como dicen todos, la lucha libre es todos, pero no todos son para la lucha libre; yo tuve la fortuna de serlo: se me facilitaban las cosas y los entrenamientos me apasionaban”, remató.