Si hace unos días el presidente de los Pumas, Rodrigo Ares de Parga, estaba pensando en sostener a David Patiño hasta el final de la liga, luego de la patética derrota ante Necaxa en la Copa MX, la situación ya se torno crítica y seguramente los plazos se van a acortar.
El estratega que se las sabe de todas todas en temas de fuerzas básicas no ha podido plasmar su idea futbolística con un grupo de mayor ascendencia, que no le perdona fallas tan simples como el manejo del armado táctico, regalando espacios y exhibiendo a algunos canteranos sin razón.
Entre Paco Palencia y Patiño, seguro que ya le acabaron la carrera a Pablo Jáquez, al cual han dejado indefenso y sin el soporte de alguien de experiencia en la central.
Ya hubo oootra reunión de los altos mandos. Sergio Egea, José Luis Arce y el propio Rodrigo Ares intercambiaron comentarios para ver si todavía se puede salvar la situación, hicieron números y concluyeron en que ya no hay margen de error.
Algunos nombres ya surgen en la imaginaria, porque en estos momentos no hay mucho de dónde escoger, sobre todo porque el técnico de Pumas debe de tener cierto perfil y ascendencia.
Además, el que Patiño no tenga gente de mayor experiencia en su zona auxiliar también es un punto que preocupa.
Si me preguntan, es altamente probable la aparición de alguno de los bicampeones Clausura-Apertura 2004 de un momento a otro.

La furia de Diego
A veces el silencio dice más que mil palabras y algo así ocurrió el sábado con Diego Alonso en el estadio Azul.
Después del numerito que se aventó el Pachuca en el primer tiempo contra Cruz Azul, el técnico estaba que no lo calentaba ni el sol, y razón no le faltaba, porque en sólo ocho minutos su equipo echó por la borda el trabajo de toda la semana.
Pues bien, era tanto, pero tanto el coraje del uruguayo que, en lugar de ingresar al vestidor, me cuentan que se pasó a otro baño (donde antes estaba el camerino de Las Celestes) antes que entrar y ver a sus muchachos.
Mientras, el vestidor seguía abierto, con todos los jugadores como en un sepulcro, esperando la hora en que el charrúa entrara echando chispas para cuestionarles su falta de garra.
Sin embargo, de los 15 minutos del descanso Alonso prefirió pasarse como ocho dando y dando vueltas por el pasillo, y eso que aún no sabía que le faltaba soplarse otros dos goles.
No sé qué les habrá dicho Alonso tras el juego o si de plano los atormentó con más silencio.
Lo que sí es que, desde ese día, agradezco no haber sido jugador de los Tuzos.

Hora de las disculpas
Entre cartas y cartas, Decio de María ya dirigió la correspondiente petición de disculpas por sus exabruptos a la gente de Fox Sports y, por el tono, parece que le dieron un muy buen jalón de orejas, porque el presidente de la FMF solicita en la misiva una reunión para fumar la pipa de la paz y poder ser amiguis de ahora en adelante.

San Cadilla I Agencia Reforma