Ocho años le tomó a Adriana Ángeles Lozada cumplir su sueño de convertirse en atleta olímpica, el cual alcanzó en Sídney 2000.
Ocho años le tomó a Adriana Ángeles Lozada cumplir su sueño de convertirse en atleta olímpica, el cual alcanzó en Sídney 2000.
La representante estatal comenzó este camino a principios de aquella década, cuando este deporte, que practicaba una de sus compañeras de escuela, llamó su atención e, inicialmente, lo vio como una plataforma para conocer diversos lugares.
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Sin embargo, presentó un talento natural sobre el tatami, pues a los dos meses ya se presumía subcampeona nacional; posteriormente, en tres meses alcanzó sus primeros oros.
“Lo descubrí sin querer y vi que era mi oportunidad para trascender”, comentó en entrevista con Criterio.
Una vez aceptado su destino, Adriana Ángeles decretó, ocho años antes, que su prioridad era competir en la máxima plataforma deportiva del orbe.
“En Barcelona 1992 estaba viendo los Juegos; entonces, yo dije una vez: ‘Yo voy a ir a Juegos Olímpicos’. Por eso dicen que las palabras tienen mucho poder, y en Sídney 2000 ya estaba dentro”, recordó.
Pero el camino no fue sencillo y uno de sus mayores sacrificios fue hacer una pausa en su preparación académica para enfocarse de lleno en su objetivo.
“Dejé de estudiar para concentrarme en mi preparación como atleta y durante esos cuatro meses busqué la clasificación, y gracias a Dios se me dio”, recordó.
Otro de los obstáculos que se le presentó fue una lesión, que estuvo a punto de dejarla fuera de Sídney; sin embargo, no desistió.
“Tenía que clasificarme entre las 16 mejores del mundo, en Birmingham, un año previo a las olimpiadas; entonces, entrenando en Cuba me lesioné la rodilla; tenía completamente destrozado el menisco y ligamento (…) Tenía que ser cirugía inmediata y, por negligencia federativa, no se me hizo en octubre ni noviembre; se me hizo hasta marzo de 2000.
“Casi, casi, me fui a Sídney sin entrenar; estaba rehabilitada de la rodilla, pero sin entrenar. Por ahí mi plaza se la querían dar a alguien más, pero no era justo, porque la había ganado yo”, expresó.
A pesar de ello, Adriana Ángeles se empleó a fondo sobre el tatami; incluso, su derrota en Sídney se dio por un polémico jueceo, en la fase de los cuartos de final.
“Me sentía físicamente bien, pero técnicamente no, porque no había entrenado, pero di lo mejor de mí y gracias a Dios no fue tan mal; fue el sonado robo en mi competencia”, dijo.
La exatleta hidalguense compartió que pisar el máximo escenario deportivo, a 24 años de haber vivido la experiencia, aún le toca fibras sensibles.
“Yo fui del primer día de competencias; el hecho de pisar un escenario olímpico fue una emoción grandísima, fue un sueño cumplido”, sostuvo.
En Sídney 2000 logró algo histórico en su deporte, al ser la primera mujer en clasificarse a unos Juegos Olímpicos.
“Me decía mi entrenador: ‘Adriana, has hecho historia en el judo mexicano’. De repente, cuando estás ahí, no te la crees, pero después que lo ves de lejos, me da orgullo”, manifestó.
Adriana Ángeles recordó que le tocó convivir con Soraya Jiménez en las horas previas participación.
“Buscaron una atleta seria y responsable para mandar a dormir a Soraya que pudiera descansar la noche previa y la enviaron conmigo; al otro día fue campeona olímpica”, compartió.
Adriana Ángeles retomó y concluyó sus estudios y se enfocó en su etapa personal; sin embargo, afirmó que, de seguir en la actividad deportiva, hubiera alcanzado el podio.
“Me faltó continuar; yo creo que en uno o dos ciclos olímpicos se hubiera conseguido una medalla olímpica, pero había también otras prioridades en mi vida”, expresó.
Finalmente, Adriana Ángeles espera que las próximas administraciones apoyen más al deporte, pues afirmó que en México existe el material humano y el potencial para trascender en los Juegos Olímpicos.
“Ojalá que nuestros directivos de todos los deportes y gobernantes sepan que el deporte es importante. Hay muchos atletas con mucho talento que se quedan en el camino por falta de apoyo. De que hay dinero, lo hay, pero no lo destinan correctamente. El deporte es algo bueno y productivo para el futuro de nuestro país”, cerró.