No todo está en la mente
 
Hace (18) meses
 · 

Foto: Especial

Compartir:

A DECIR DE CENTROS E INSTITUCIONES ESPEcializados en salud, entre 2019 y 2021 se triplicaron los síntomas de ansiedad y otros trastornos de salud mental. En buena parte, esto se atribuye a que el covid-19 ha ocasionado que el encierro, el trabajo/enseñanza en casa y el distanciamiento social sean la norma.

A fin de adaptarnos a lo que muchos percibimos como una serie interminable de disparadores, debemos cambiar nuestra perspectiva sobre la “nueva normalidad”. En su nuevo libro, The Anatomy of Anxiety (La anatomía de la ansiedad —sin traducción al castellano—, Harper Wave), la doctora Ellen Vora nos ofrece justamente eso.

Esta psiquiatra propone un enfoque holístico para corregir los factores ambientales y dietéticos que pueden precipitar o exacerbar los síntomas físicos, y así contener parte de la ansiedad sin necesidad de medicamentos. En este extracto, Vora explica cómo caracterizar los diferentes tipos de ansiedad, y propone algunos correctivos muy simples que pueden mejorar mucho sus niveles… Algo que nos benefi ciará a todos.

UNA EPIDEMIA DE ANSIEDAD

LA ANSIEDAD AFECTA A UNOS 300 MILLONES DE PERsonas en todo el mundo. Cifra pasmosa que crece conforme iniciamos el tercer año de pandemia.

La organización Kaiser Family Foundation contrastó los datos de 2019 y 2021, y halló que la epidemia ha causado un incremento de 270 por ciento en la cantidad de personas que notifi can síntomas de ansiedad y depresión. Con todo, no necesitamos de estadísticas para saber que vivimos una epidemia de ansiedad: nos sentimos cada vez más oprimidos por la nuestra, así como por la de nuestros amigos, hijos, colegas e internautas en general.

Pese a que el panorama estadístico es muy sombrío, también hay motivos de esperanza. El principal es que las tasas no habrían aumentado de manera tan vertiginosa si este trastorno tuviera base genética. La razón es que nuestros genes no poseen la capacidad de adaptación necesaria para explicar la reciente escalada de ansiedad.

Así que debemos concluir que el problema es consecuencia de las nuevas presiones de la vida moderna, incluidos estrés crónico, infl amación y aislamiento social.

Ahora bien, aunque no podemos eliminar todas las causas del estrés que está espoleando la reciente escalada, tenemos la posibilidad de implementar algunos cambios que impacten fuertemente en el ánimo colectivo: desde modificar la dieta y nuestras rutinas de sueño, hasta manejar la relación con nuestros celulares.

Si expandimos nuestro enfoque para abarcar no solo los aspectos cerebrales de la ansiedad, sino también los que se originan en el cuerpo, enfrentaremos con más eficacia la inmensa epidemia actual de salud mental.

NUEVA CLASIFICACIÓN DE LA ANSIEDAD EN LA ESCUELA DE MEDICINA APRENDÍ A CLASIFICAR
la ansiedad como trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico y demás. No obstante, la práctica presenta un sistema de clasificación distinto que conduce a un tratamiento más eficiente. Esto me ha llevado a clasificar la ansiedad en dos categorías: “falsa” y “verdadera”. La falsa es evitable, mientras que la verdadera tiene una finalidad. La ansiedad falsa es consecuencia de un desequilibrio físico, y la verdadera actúa como
una brújula interna.

La falsa puede ser tan simple como una respuesta de estrés que el organismo envía al cerebro para informar que algo anda mal. Y ya que el cerebro es un maestro para encontrar significados, lo que hace es ofrecer una narrativa para nuestra desazón. Por ejemplo, nos dice que estamos ansiosos por el trabajo, los hijos o la situación mundial.

Pero, la verdad, es que siempre hay algo que nos causa inquietud, y la razón de que sintamos ansiedad en determinado momento puede no deberse al trabajo, sino a un estado de desequilibrio fisiológico. Algo tan, aparentemente, insignificante como un bajón de azúcar sanguíneo o una inflamación intestinal repentina.

Desde esta perspectiva, nuestra ansiedad nada tiene que ver con lo que estamos pensando.

Debo hacer una aclaración muy importante: describir estas sensaciones como “ansiedad falsa” no hace que el dolor ni el sufrimiento sean menos reales. Para mí, la importancia de identificar estos estados como “falsos” es que nos permite vislumbrar una salida más clara e inmediata.

Si reconocemos que nuestra ansiedad es una respuesta al estrés físico, podremos resolver el problema en el nivel orgánico; bien sea con un cambio de dieta, mayor exposición solar o durmiendo más. En otras palabras, la ansiedad falsa es común, ocasiona un sufrimiento inmenso… Y es mayormente evitable.

A veces imagino que la ansiedad es una luz de alerta del motor de nuestro organismo. En vez de ignorar la advertencia u ocultarla con medicamentos, tenemos que corregir el problema de fondo. También he observado que, cuando la ansiedad es de origen fisiológico, una intervención en el nivel físico suele ser más rápida, menos costosa y más eficaz.

Cuando ayudo a mis pacientes a identificar y resolver una ansiedad evitable, empiezo por hacer un inventario de la ansiedad falsa. Las causas más comunes de este tipo de trastorno incluyen hambre, privación de sueño, sensibilidad a la cafeína, ingestión de alcohol y omisión de una dosis del tratamiento psiquiátrico. Si hacemos una pausa en la tormenta y repasamos un listado de los disparadores posibles, podremos identificar la causa
de la ansiedad falsa y encontrar un remedio directo. Analicemos los disparadores más comunes.

CAMBIOS EN EL AZÚCAR SANGUÍNEO
[GLUCEMIA]

SIEMPRE PARTO DE LA SUPOSICIÓN DE QUE LA ANSIEdad es un problema de glucemia hasta demostrar lo contrario. Aclaro: no descarto el sufrimiento de las personas (es muy real), y tampoco afirmo Ya que el cerebro es un maestro para encontrar significados, lo que hace es ofrecer una narrativa para nuestra desazón.

Compartir:
Relacionados
title
Hace (6) meses
title
Hace (7) meses
Se dice
/seDiceGift.png
Especiales Criterio
/transformacion.jpeg
Suscribete
/suscribete.jpg

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad