Israel Montaño, o Isra Mont, como le conocen en el medio, es un tipo que hace posible sus sueños, que cree firmemente en el amor; extremadamente disciplinado, solitario, muy respetuoso, que día a día vive al máximo de la danza, el yoga y del rodar en bici. En entrevista con Nosotros nos platica un poco de su vida
¿Qué significa la danza para ti?
La danza es mi vida, es un trance liberador lleno de locura que aligera las cargas emocionales de mi vida, es cerrar los ojos y moverme sin ningún prejuicio de por medio.
Cuéntanos tu historia como bailarín
Me formé en la Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello y cursé la Maestría en Proyectos inclusivos en el arte.
Me certifiqué como instructor en meditación por Kalapgram Gurukulam Ashram de la India y Universidad del Alma en Bogotá, Colombia.
Conseguí la certificación en Yoga en Bogotá, Colombia, con Andrés Levy. Realice formación en el instituto Ajnar ¨Pachuca y con Alberto Núñez Coca. También fui coordinador del diplomado de Yoga Yoghismo en Jojutla, Morelos, registrado ante Yoga Alliance.
Me formé en danza contemporánea en la escuela especial para varones (Inba México), y en la Escuela de Educación Física Revolución Mexicana Tlaxcala.
Además, formé parte del Ballet Folclórico Nacional de México, de la maestra Silvia Lozano, en el parque Xcaret, en Quintana Roo; en el cuerpo de bailarines, e impartiendo las clases de técnica de danza contemporánea a los bailarines de ese parque en 2003 y a la compañía en Cdmx 2004.
Mi formación en danza jazz la inicié con la maestra Emma Pulido y Hector Fink, en los años 90.
¿Cuál es la sensación de cumplir 50 años?
Nunca imaginé llegar a cumplir 50 años de edad, así que creo sin duda alguna, que estoy en mi mejor momento de mi vida, me amo, me aman y amo mucho; procuro vivir cada instante del día sin pensar demasiado en lo que venga mañana. Claro que tengo un proyecto de vida pero después de dos años de pandemia viviendo solo, aprendí mucho del amor propio, aprendí lo maravilloso de la soledad, de tomar un café a solas, de viajar a la playa, de salir al cine, asistir a un concierto o bailar a solas, así que estoy feliz de llegar pleno, con salud, trabajo, con alguien que me ama y con dos hijos maravillosos que amo con todo mi corazón.
¿Qué te ha dejado la danza?
Muchos amores y desamores, mucha pasión, mucha locura, pero sobre todo mucho aprendizaje de vida.
¿Qué consejo le darías a las persona que quieren ser bailarines?
Que persigan su sueño de bailar, nadie por ningún motivo puede decirles que no pueden hacerlo, que el éxito se consigue con disciplina, constancia y, sobre todo, mucho amor a la danza. Normalicemos el perseguir nuestros sueños, el tatuarse, danzar, enamorarse, asistir a conciertos, viajar y encontrarse a uno mismo a los 50 años. La vida no acaba a los 25, 30 o 40, ¡dejemos de comportarnos como si así fuera!
Por : Juan de Dios Hernández
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