Un escenario que seduce
 
Hace (24) meses
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Escaparse a los inagotables atractivos naturales de la Riviera Maya también puede hacerse a ritmo pausado para disfrutar de una que otra actividad tras meses de encierro.

Una opción es visitar Akumal, que en lengua maya significa Lugar de las Tortugas, y son precisamente estos ejemplares marinos quienes reciben a los viajeros con las aletas abiertas en una bahía que parece una enorme alberca de tranquilas aguas azul turquesa.

A bordo de una lancha nos adentramos en esta área natural protegida y nos lanzamos al agua tras recibir el equipo de esnórquel —sin incluir aletas, que representan un riesgo para los peces que habitan este paraíso—.

Una mantarraya se adelanta para hacernos notar que no estaremos solos en la fiesta ecoturística rodeada de corales. Tras 10 minutos de avistar a cientos de peces multicolores, el guía certificado avisa que una de las más de 60 tortugas marinas que viven en la bahía ya advirtió nuestra presencia y se alista para saludar.

El escenario seduce a los amantes del turismo deportivo y de naturaleza, quienes quedan maravillados al observar al fondo del mar un par de calamares y a dos rémoras que esperan pacientes que comience su paseo sobre un caparazón de más de un metro de diámetro.

Las reglas de la bahía indican que no se puede tocar a las especies marinas y el recorrido se hace en grupos de máximo seis personas con un guía autorizado.

“Ver a las tortugas siempre me pone feliz y me hace el día”, contó un emocionado Sergio, quien es guía certificado del área natural protegida.

Hay que practicar el turismo responsable usando bloqueadores biodegradables que no dañen el Gran Arrecife Maya y usar ropa antiUV, como promueve el proyecto de ecoturismo deportivo Healthy Mayan Reef.

Practicar kayak para luego emprender un paseo en bicicleta, con casco y chaleco puestos, son otras de las actividades que eligen los viajeros. Y desde finales de mayo hasta mediados de septiembre también es posible avistar a algún tiburón ballena.

“Son tiburones que llegan a medir 14 metros, pero no son una amenaza para nosotros”, explicó la buza certificada Cecilia Gutiérrez.

Ahora que, si eres buzo experto, la inmersión con tiburones toro —a decir de los especialistas— es memorable.

“La gente sale llorando de alegría tras vivir la experiencia”, presumió el buzo Mizael Palomeque.

Sin duda, las maletas regresarán a casa llenas de adrenalina y descanso, el maridaje perfecto.

 

 

Raúl Narváez I Agencia Reforma

 

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