Querido lector, ¿sabías que las emociones que no expresas se quedan guardadas dentro de ti y pueden hacerte daño y pasarte factura?
El día de hoy escribiré sobre este tema, y te daré algunos tips para liberar y dejar fluir tus emociones y que estas no se queden atrapadas dentro de ti.
Seguro te ha pasado que a veces hay emociones que no quieres escuchar, que te duelen y prefieres evitarlas, pero cuando no las expresas y no dejas que fluyan se quedan atrapadas y esto, a la larga, te hace mucho daño.
Sabemos que hay emociones que nos gustan y otras no tanto, o preferimos no sentirlas, pero existen. y evitarlas solo alarga una agonía.
Las emociones nos transmiten muchas cosas y podemos aceptarlas, sentirlas, y/o incluso dejarlas pasar, o bien, puedes permanecer en constante lucha con ellas. Creo que la opción más fácil sería la de dejarlas pasar, no crees. Cada emoción te proporciona información valiosa, incluso las que no te agradan te advierten sobre algo que pueda suceder.
¿Qué pasa con las emociones que no quieres escuchar? Si evitas o reprimes alguna emoción que estás sintiendo lo único que va a pasar es que esta quedará guardada dentro de ti y buscará alguna otra manera de salir. Quizás como ansiedad, angustia, dolor de espalda, dolor de cabeza o quizás dolor estomacal.
Las emociones siempre buscan cómo salir, piensa en algún dolor que hayas sentido o que se te han vuelto frecuentes, quizás un dolor de cabeza que te calmas con un analgésico, pero te invito a indagar desde cuándo lo tienes, por qué se detonó, qué sucedió cuando la primera vez te dio, a qué responde la emoción, qué te provoca este malestar. De este modo irás deshaciendo el nudo y así disminuir los dolores.
¿Cuáles son esas emociones que sueles esconder o evitar? Esto te va a ayudar a descubrir lo que provocan en ti y que no puedes soportar, con qué hace eco.
Obsérvate y analiza esa emoción que no te gusta para que así tomes consciencia de lo que estás sintiendo; qué sientes, qué despierta en ti; detállalo y escríbelo; de dónde crees que venga esa emoción, qué propósito crees que tenga, para qué aparece, y luego piensa por qué te cuesta tanto trabajo expresarla.
Ahora bien, algo que es muy importante en todo proceso de reconocimiento y liberación de emociones es la respiración. ¿Te has parado a observar cómo respiras? ¿Desde el tórax o desde el abdomen?
La respiración es la gran aliada que siempre llevas contigo y que mientras vivas siempre te acompañará, te permite regular la mente y el cuerpo y apaciguar la reactividad de tus pensamientos. Calmar tus emociones; cuando naciste respirabas de forma natural, desde el abdomen; es lo que se llama respiración abdominal o diafragmática. Es una respiración profunda que activa el sistema de relajación innato de tu cuerpo. A medida que has ido creciendo y viviendo situaciones estresantes; la respiración se ha ido volviendo más rápida, como una reacción inconsciente de supervivencia ante el peligro.
Esta respiración rápida se ha quedado en la primera parte del circuito respiratorio, en el tórax, o en la parte superior de tus pulmones, pero no llega al abdomen, se queda solo ahí, y es una respiración corta y rápida. Esta respiración no permite oxigenar todo tu cuerpo y facilita esta aceleración en tus pensamientos, en respuesta ante los acontecimientos que se tienen.
El primer paso para volver a abrazar a esta gran compañera de vida y a esta aliada de tu bienestar es reajustar tu respiración a la respiración natural, biológica, que tenías de pequeño, y para ello lo primero que vas a hacer es observar y prestar atención a tu respiración.
En nuestro próximo articulo te daré a detalle las indicaciones para que comiences a mejorar tu habito respiratorio.
Como siempre, te deseo larga vida, salud y prosperidad.
Alberto Tristany Zarauza
