Una de las características más sobresalientes de Día de Muertos son las flores de cempasúchil, cuyos pétalos marcan el camino de nuestros difuntos en su vuelta a casa. Por ello, cada año, campesinos de Hidalgo cosechan esta y otras plantas que decoran los altares y ofrendas.
En entrevista para FDS, la señora Ofelia Arteaga Hernández afirma que este es un legado que ha pasado por varias generaciones.
Arteaga forma parte de los 50 productores del Corredor de la Flor, que abarca las colonias y comunidades Francisco Bojay, Julián Villagrán, Benito Juárez y Santa Ana Ahuehuepan, en Tula de Allende.
El sembrado comienza del 15 al 20 de junio, con la manita de león (otro tipo de planta muy buscada en esta temporada); en julio, se siembra la crisalia; y del 16 al 20 de agosto, las flores de cempasúchil y nube, para poder cosechar a finales de octubre.
“Tengo consciencia que desde hace 43 años ya sembraba las plantas. Es una actividad de toda la vida, pues lo hacían mis padres y abuelos y nosotros queremos continuar con esta costumbre”.
El nombre de la flor proviene del náhuatl cempohualxochitl, que quiere decir flor de veinte pétalos y que, según las culturas originarias, representaba los rayos del sol que permitirían que las almas de los difuntos llegaran a su destino.
En la zona de Tula, los productores venden desde manojos, con precios que van de los 25 a 30 pesos, hasta decenas de kilos para otros estados.
La vendimia comenzó el 30 de octubre y concluye hoy.
Sara Elizondo I Pachuca
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