Huye de la rutina y ve programando un fin de semana en este poblado. Es uno de los Pueblos Mágicos que presume el Estado de México y, además de contar con un excelente clima y una importante Zona Arqueológica, Malinalco tiene opciones para desconectarte del estrés citadino y acercarte a las bondades que brinda la naturaleza.
Entre sus pintorescas calles empedradas e imponentes montañas se conjuga una atmósfera de misticismo prehispánico y riqueza arquitectónica colonial, que convierten a Malinalco en un valle frondoso y cálido para un fin de semana relajado o lleno de aventura, según lo que esté buscando cada viajero.
Entre las actividades que se pueden realizar están la de explorar la zona arqueológica de Malinalco, sitio en el que hay restos de construcciones prehispánicas de carácter ceremonial y militar. Sin embargo, lo que más destaca es el llamado Cuauhcalli o “Casa del Sol”, labrada en la misma montaña y construida durante el gobierno de el huey tlatoani mexica Ahuizotl.
Vale la pena toda la energía que se gasta en subir cada uno de los escalones para llegar a la cima del sitio desde donde se obtienen bellas panorámicas del poblado y la naturaleza que lo rodea. Tras bajar puedes refrescarte con una nieve artesanal del sabor de la temporada, tomarte la foto del recuerdo en las coloridas letras que presumen el nombre de la entidad y visitar el convento agustino de la Transfiguración, donde se resguardan murales con frescos que remiten al Jardín del Edén. Al salir hay que dar un paseo por la plaza principal de Malinalco.
Los interesados en el arte pueden visitar el taller de tallado en madera con el maestro René Martín, ganador del Premio Nacional de Arte Popular 2019 y 2020, en la categoría “Instrumentos musicales”.
Y los viajeros más interesados en las actividades al aire libre pueden realizar un paseo en cuatrimoto para ver algunas pinturas rupestres y petrograbados que hay por la zona. O bien, dar un paseo a bordo de una bicicleta eléctrica, que incluye ir a conocer los procesos de elaboración del mezcal, con un maestro mezcalero.
Sara Elizondo I Pachuca
