La llegada de miles de tortugas marinas a las costas michoacanas es una invitación para hacer ecoturismo en este destino.
En el municipio de Aquila, al oeste del estado, hay campamentos tortugueros abiertos a los viajeros, donde por varias décadas las comunidades indígenas realizan labores de conservación de las especies negra, golfina y laúd, que llegan aproximadamente a mediados de junio y están ahí hasta noviembre, afirma Carlos Nuño, promotor de destinos turísticos y tradiciones nahuas de la costa michoacana.
Para atestiguar arribazones de tortuga negra, la recomendación es ir a playa Colola, donde está el campamento Capital Mundial de la Tortuga Negra; para ver a la golfina, una alternativa es el campamento Punta Ixtal, en playa Ixtapilla; mientras que la laúd, con suerte, puede verse en el campamento Mexiquillo, ubicado en la playa homónima.
La experiencia está centrada en el disfrute de lo natural y la infraestructura es más bien rústica.
“El paisaje te da todo, no necesitas ni un cuarto con clima, con televisión ni nada de eso. Aquí, es más, ni siquiera estás en la habitación: te la pasas afuera, viendo a las tortugas, el agua turquesa”, asegura Nuño. “Lo maravilloso está afuera, en la naturaleza”, enfatiza el promotor de destinos turísticos.
En estos sitios, los miembros de las comunidades se encargan de la recolección de los huevos, de cuidar que nadie los sustraiga y luego vigilar la liberación de las tortuguitas al mar. Los visitantes pueden sumarse como voluntarios a estas actividades. Dependiendo del lugar, hay área de acampado o búngalos y restaurantes que sirven mariscos y pescados frescos preparados al momento, entre otros servicios.
Experiencias que dejan huella
Las costas michoacanas cada año reciben miles de tortugas marinas que llegan a desovar:
-70 por ciento de la población reproductora de tortuga negra anida en Colola
-45 días, aproximadamente, tardan las tortugas en nacer
-3 tortugas marinas llegan a Michoacán: negra, laúd, golfina
Analine Cedillo I Agencia Reforma
