Un lugar emblemático, y ahora turístico, es el Panteón Inglés o Cementerio Británico de Real del Monte, sitio en el que descansan los restos de mineros del condado de Cornwall, Inglaterra, y  sus familiares.

Se cuenta que, en 1825, la compañía de aventureros ingleses llegó a Pachuca y Real del Monte a explotar las minas del conde Pedro Romero de Terreros. Con el tiempo, por enfermedad o por accidente, los mineros fallecían por ello, en uno de los cerros más altos de la zona crearon su propio panteón, narra la periodista Aída Suárez Chávez, autora del libro Cementerio Británico de Real del Monte: espíritu de un pasado.

Este lugar es un homenaje a la vida, un museo de arte funerario al aire libre con piezas escultóricas provenientes de Europa, indica. Es un sitio mágico por dónde se le vea, pues aquí están los restos e historias de personas que llegaron a Hidalgo, desde el otro lado del mundo hasta los puertos de Mocambo y Lizardo, en Veracruz. Después marcaron camino para llegar a Mineral del Monte.

“Ellos llegaron con sus tradiciones y legado: gastronomía, arquitectura y la forma de sepultar a sus muertos, por lo que construyeron el panteón a la usanza británica. Varias tumbas tienen epitafios en inglés y cuentan con símbolos masónicos que significan muerte y vida, como la escuadra y el compás. En el panteón hay símbolos de grados de masonería, como los obeliscos, algunos están truncos para indicar que la persona murió muy joven”.

Entre las tumbas de mayor antigüedad, según las inscripciones en las lápidas, están la del doctor Roberto Tindal, quien falleció en 1834, y la de John Chynoweth, fechada en 1837. Hay otros sepulcros sin inscripción y son montículos rodeados de piedras, sin cruz ni lápida. Se presume que pertenecían a personas humildes y se desconocía quiénes eran, ya que no tenían familiares en la zona.

Como estas historias, los visitantes al Panteón Inglés escucharán muchas más, pues hoy en día es un espacio turístico. Algunas historias son reales y otras son leyendas que se cuentan sobre la vida de quienes llegaron de Europa para tener aquí su última morada.

Sara Elizondo I Pachuca