Con aproximadamente 93 años los que los pobladores de Tlaxcoapan han realizado, el último sábado de abril, la Celebración de las Espigas, una tradición religiosa que, en sus orígenes, trataba del agradecimiento a la tierra por los cultivos.

Desde principios del siglo XIX Tlaxcoapan fue productor de trigo, y en 1925 una familia francesa, de apellido Lori, inauguró el primer molino, usando como combustible gas pobre, leña o carbón vegetal. Años después, el molino pasó a ser propiedad del señor Francisco Pérez González, que  aumentó la producción.

Alrededor de los años 20 del siglo pasado se celebró la primera misa, en un tejabán frente a la estación del ferrocarril, para bendecir simbólicamente los campos de trigo.

De esa manera la tradición creció y se arraigó entre los lugareños que hoy recorren las calles adornadas de flores artificiales o naturales, figuras confeccionadas con espigas de trigo y tapetes de aserrín  de colores.

Hoy saldrán los creyentes a las 20 horas, de la parroquia de San Pedro Apóstol; recorrerán la vía Melchor Ocampo, seguirán por Revolución, Emiliano Zapata y Nicolás Bravo hasta llegar a la Capilla de Guadalupe, en uno de los barrios con más antigüedad, Apepechoca.

Para esta solemne Vigilia y Procesión de Espigas se espera la llegada de al menos 50 mil visitantes, de acuerdo con las estadísticas de años previos, mientras que la derrama económica aproximada es de 6 millones de pesos.

Para llegar a este lugar hay dos vías saliendo de Pachuca: a 73 kilómetros por la autopista Arco Norte, es decir, a una hora y 10 minutos, y la otra por Ajacuba, donde se hace casi el mismo tiempo por los topes y el paso por algunas comunidades.

¿Qué comer?

Si visitas Tlaxcoapan te recomendamos probar el atole de trigo con piloncillo, así como las enchiladas, sopes y gorditas que llevan queso, lechuga y carne de pollo o puerco, según la preferencia de los clientes.

Marha de la Rosa I Pachuca