Este año será de recorridos por Pachuca y algunos municipios cercanos para conocer a detalle sobre su historia y tradiciones. La propuesta es de la fundación Arturo Herrera Cabañas, cuyos integrantes invitan al proyecto Caminando Hidalgo.

“Una torta de tamal y un vistazo a los dibujos en las banquetas pintados con gis por Lux, el vagabundo pitagórico, son el arranque de la caminata por la antigua Pachuca”, narra el sociólogo David Ordaz, quien participó en la primera caminata de las 12 que habrá este año.

En esta ocasión, el también coordinador de grupos con técnicas sicodramáticas tiene el acierto de notar y describir lo que ve a su paso, —con el apoyo de los guías— en torno a la zona centro de la capital hidalguense, empezando por las inmediaciones de la iglesia de San Francisco, lugar perfecto para contar su historia.

“La primera crónica es sobre el rol que tuvo el convento franciscano en los tiempos de la colonia como recinto del saber de la herbolaria indígena que los evangelizadores usaron para sobrevivir en las misiones del norte del país”, dice.

En esta ocasión es importante darle su lugar a las ferias patronales y las creencias que llegaron a Hidalgo con la colonización, así como las costumbres y dogmas para someter a los pueblos originarios.

La caminata sube hacia La Surtidora: “Frente del mercado estilo art deco, Francisco I. Madero, vimos los rastros de las vías de un tren que comenzaba en las funerarias Arriaga y salía hacia San Lunes, el Molino Nuevo y Mineral del Chico. Toda esa infraestructura desapareció, igual que un sistema de teleféricos que transportaban minerales cruzando los bosques y fue destruido por los americanos”.

El recuento de David, quien escucha atento a los guías, hace referencia también a personajes emblemáticos en Pachuca, como Francisco Rule, que inicialmente fue un minero que lideraba a los Charros Negros, encargados de vigilar las minas. Según refiere, después de ser un obrero se convirtió en uno de los hombres más adinerados.

“‘Ya está bueno pa’ la mina’, se decía de los niños con alrededor de 14 años para que comenzaran a trabajar hasta por ahí de los 35 años, cuando se jubilaban con los pulmones destrozados. Los mineros habitaban los cerros, vivían en callejones con cuartos redondos (dormitorio y cocina) en tiempos regidos por la economía del carbón”.

Después de un recorrido por el Viejo Pachuca, la de las minas, la siguiente referencia es en un lugar más contemporáneo: la Zona de Tolerancia, por La Surtidora. Ahí se ubicaba el cabaret Abanico, sitio de encuentro entre trabajadoras sexuales, baile y centavos.

Otra parada en el recorrido es en la fachada del viejo Cine Iracheta, cuenta David Ordaz. “Jugó un papel importante como agente socializador, pues quiénes podían ver las películas se las contaban a los que no. Toda la ciudad hablaba de la película de moda aunque no todos la hubieran visto”.

Un punto más de este recorrido es el barrio El Arbolito. “La calle de Humbolt, que quizás fue la primera calle de la ciudad. Nos cuentan que por ahí los burros bajaban a toda velocidad cargando vigas pesadas, y a veces atropellaban a los niños. Aún hay algunas fachadas de los tendajones de descanso, con aros en los muros para amarrar animales!”, señala Ordaz.

Hay muchas historias más del viejo Pachuca que la fundación Herrera Cabañas trata de rescatar en recorridos a los que convoca a los oriundos de la ciudad, pero también a los visitantes. “La caminata me restriega la ignorancia que a mis treinta y tantos años tengo de la ciudad en la que nací. Caminarla es una manera distinta de habitarla y reapropiarse de la historia para quizás entender un presente, donde el centro es un rincón que se diluye frente al desarrollo rapáz que corre hacia el sur”, señala David.

Información

El siguiente recorrido de Caminando Hidalgo será el Tranvía al Real, de Pachuca a Real del Monte, el 23 de febrero

Contacto

Teléfono: 716 8655

Fb: Fundación Arturo Herrera Cabañas AC

Tw: @David_Orb

Sara Elizondo I Pachuca

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