Más allá de las palabras
 
Hace (70) meses
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El fondo y la forma, forman un binomio indiscutible para comunicar un mensaje de manera efectiva y trascendental, sobre todo cuando se aspira a obtener votos en una elección popular.

Por esta razón, dos expertos en Imagen Pública y Comunicación Política, Humberto Gutiérrez y Mónica Bravo, analizan el manejo físico y verbal, de los cuatro candidatos que aspiran a ser Presidente de la República en este segundo debate, el cual calificaron como mucho más dinámico e interesante que el pasado.

Ambos estudiosos de la imagen coinciden en que los cuatro candidatos mejoraron respecto al primer debate al llegar mejor preparados, con actitudes más estudiadas y estrategias más planeadas, con el objeto de llamar más la atención y ganar más votos, así como para atacar a sus contrincantes.

José Antonio Meade
HG.
Tuvo un lenguaje corporal mucho más tranquilo y relajado que en el pasado. Se movió en el espacio y estableció contacto visual con los moderadores, el público y sus contrincantes.
Usó algunos ademanes acusativos que no se le habían visto, se enganchó verbalmente en alguna pregunta con León Krauze y se le escuchó mucho más activo y propositivo que en el pasado.
Sin embargo, siguió con un manejo de la voz poco modulada, sin inflexiones, y con propuestas poco memorables y que seguramente no serán recordadas después del evento.
En cuanto a lo físico, lució un traje adecuado, sobrio, quizás con los hombros poco estructurados lo que le quitó presencia a su figura, y el maquillaje era de un tono demasiado bronceado para su piel.

MB.
Ha adquirido seguridad en sí mismo. No dejó que le ganaran las emociones, se mantuvo enfocado en su tema y su mensaje.
Su gesticulación es cada día más fuerte y se ayuda con las manos para señalar y hacer énfasis en algunos puntos hasta para señalar a sus oponentes.
Transmitió experiencia y preparación y mejoró su desempeño en el pasado debate.
Lució un traje en azul que le sentaba bien, un poco ancho en los hombros, y lució una corbata en rojo muy adecuada y en tendencia.

Andrés Manuel López Obrador
HG.
Lucía un poco fatigado y el maquillaje le hacía ver el rostro un poco plano, estaba bien peinado y hasta lucía un copete. Sin embargo, su traje era muy grande y su corbata era demasiado pequeña para su estatura.
Su lenguaje corporal fue en general retraído porque nunca salió de su lugar al hablar al público o se movió en el escenario. Aunque de hecho, es el único que nunca se sienta. Se veía tenso e incómodo cuando se le acercaron Anaya y Meade y cruzó los brazos algunas veces.
No sonrió casi nunca, ni aún en las frases memorables que usó contra sus oponentes, las cuales serán recordadas por el público como “Ricky Riquín Canallín” y “Voy a agarrar mi cartera”.
Cuando toma la palabra, sin embargo, hace propuestas interesantes y conciliadoras con comunicación más fluida que en el pasado. Llama la atención que ya no saca tanto a colación la ventaja que lleva en las encuestas.
Respecto al debate anterior, se engancha con sus oponentes y les contesta con expresión de hastío y aburrimiento. Replica y contrarréplica y sólo ataca a Anaya.
Su mensaje final, sin embargo, fue el más emocional de todos.

MB.
Un estilo antiguo y relajado, lejos de la ostentación y que quiere conectar con sus seguidores que no quieren la imagen de un político tradicional. La corbata, sin embargo, era demasiado moderna y angosta para el traje que portaba.
El maquillaje no le favoreció, ya que lucía fatigado con los ojos rojos y pequeños.
Estuvo titubeante, alterable y se mostró incómodo como puede verse en el hecho de que cruzó los brazos varias veces y mantuvo una mano dentro del bolsillo del pantalón, como si escondiera algo.
Se mostró evasivo en las respuestas, como siempre, y se dejó llevar por sus emociones. Además, dejó ver su enojo varias veces, aunque trató de canalizarlo por la vía de las bromas.

Ricardo Anaya
HG.
Es el que mejor aprovecha la imagen personal, porque es joven, delgado y lo resalta con un traje a la moda con camisa a la medida y una corbata delgada, todo en azul, lo que puede dar un mensaje de demasiado panista.
Está bien presentado, pero no luce ostentoso. Es el que mejor hace uso del espacio del debate, ya que se levanta, habla e interacciona con el público, sus rivales y los conductores. Lleva material de apoyo que utiliza sin necesidad de hablar (como cuando saca láminas en contra de López Obrador).
Sabe aprovechar su tiempo en cámara y aunque se le puede criticar por sus alabanzas a León Krauze o alguna de las personas participantes, lo hace para generar espacio de transición y mejores respuestas.
Es sin lugar a dudas, el más aguerrido y combativo sobre todo contra López Obrador y Meade.
Sin embargo, su discurso no termina de conectar con el público porque se le ve demasiado político e institucional y su diatriba final es un poco fría y racional.

MB.
Tranquilo, seguro de sí mismo, se conduce con seguridad. Transmite conocimiento y energía y utiliza las manos para reafirmar su discurso. Se comportó asertivo, preparado pero un poco arrogante.
En lo físico, uso un traje de acuerdo con los colores de su partido, azul y blanco, a la moda, aunque con una corbata demasiado delgada que le puede restar autoridad.
Lució su eterna sonrisa, que trata de ser amable, pero puede ser tachada de prefabricada o no sincera.

Jaime Rodríguez
HG.
Un lenguaje corporal franco y relajado que va de acuerdo con su mensaje.
Es alguien fuerte, bragado y con agallas por lo que luce un traje formal de acuerdo con su figura, que es grande; sin embargo, se le sube en los hombros y en las mangas. Se adorna con algunos detalles como esclavas y anillos, que va de acuerdo con la imagen que quiere enviar.
Empieza moviéndose bien en el escenario; pero después de la primera mitad del debate ya no se mueve sino que se sienta en su silla para dar sus mensajes que a veces caen en ocurrencias.
Como no tiene mucho que perder, se da el lujo de bromear, decir disparates y poner el toque de humor como el pedir que se den abrazos los otros contrincantes, o al insistir en que les corten las manos a los ladrones. Rompe el hielo ya que sabe que entre más tiempo tenga al aire y mayores ocurrencias diga, mayor serán sus posibilidades de que lo recuerden.

MB.
Estuvo inclinado hacia adelante, permaneció sentado la mayor parte del debate como en una actitud relajada y cómoda aunque cruzó los brazos en algunas ocasiones.
Mantuvo su tono humorístico y relajado con lo que pretende hacerse cercano con la población, que puede encontrarlo simpático con sus ocurrencias. Aunque exhibió poca preparación en los temas que se le plantearon, así como en los reclamos para su Gobierno.
El traje que portaba era el adecuado, se veía relajado y a gusto, aunque era un poco estrecho en los hombros, lo que quedaba patente cuando estaba sentado.

 

Fernando Toledo
Agencia Reforma

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