Durante el último debate al Senado organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE), los candidatos de Morena, Julio Menchaca Salazar, y de la coalición Todos por México, Alejandro González Murillo, se enfocaron en los ataques, de los que ambos pidieron pruebas, en lugar de las propuestas.
Menchaca exigió al exsecretario general de Encuentro Social denunciarlo si puede demostrar los señalamientos de presunta corrupción, luego de que en el primer debate, el 6 de mayo, lo acusó de haber sido beneficiado con 300 concesiones de taxis cuando se desempeñó como presidente del Tribunal Superior de Justicia de Hidalgo (TSJH).
El abanderado de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) señaló que las autorizaciones las otorga la administración estatal, por lo que la querella tendría que incluir al exgobernador Manuel Ángel Núñez Soto.
El representante de los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (Panal) aseguró que un grupo de concesionarios, entre ellos Francisco González, acudió a denunciarlo por ese hecho.
El excandidato independiente a alcalde de Pachuca respondió que la desesperación de su contrincante lo hacía enojarse y despedir coordinadores de campaña. “Ya lleva cinco”.
Además, dudó nuevamente de la legalidad de los estudios universitarios del aspirante de Todos por México en la Universidad Iberomexicana.
El morenista consideró que González “se avergüenza” de su partido y de su linaje, pues es sobrino del exprocurador de la república Jesús Murillo Karam. El aludido lamentó la expresión sobre, pues, afirmó, él fue testigo de cuando Menchaca “le besaba la mano” a su tío.
Emmanuel Rincón I Pachuca