Federico Escamilla

Vecinos, artistas plásticos y músicos presentaron Cubitos no es como lo pintan, acto que mediante actividades artísticas y sociales busca dar a conocer a la población que en esa colonia de Pachuca –considerada con alta incidencia delictiva en robos– se trabaja para prevenir los comportamientos delincuenciales en niños y jóvenes.
En conferencia de prensa, Moisés Islas López, habitante de este sitio ubicado a un lado del macromural de Palmitas, expresó que se trata de “un esfuerzo” de quienes viven es este sitio para mostrar que en sus calles también acontecen situaciones “positivas”.
Según datos de la Secretaría de Seguridad Pública de Hidalgo (SSPH), en esta y otras colonias y barrios de Pachuca se concentran los robos a casas-habitación y se ha detectado narcomenudeo.
El artista plástico Dani Cruz aseveró que el arte y la música y la pintura, así como las actividades sociales, dan como resultado proximidad social, además alternativas para prevenir que adolescentes se involucren en ilícitos.
&#8220;Traemos diferentes actividades a los niños, para que se involucren en alternativas deportivas y de recreación; al mismo tiempo (ellos) se conocen en espacios artísticos&#8221;, agregó Islas López.
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Marisol Flores I Pachuca
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Presentan Cubitos no es como lo pintan

Alfonso Robles

El artista plástico Genaro Hernández de la Cruz trabaja el arte plumaria, una técnica que está en riesgo de desaparecer, a pesar de su belleza e historia, pues se originó en las culturas prehispánicas de nuestro país.
“En este momento tengo mayor interés sobre una técnica poco conocida y que considero muy valiosa: arte plumaria, que consiste en realizar imágenes con plumas de aves, particularmente finas, gracias a su iridiscencia o las tonalidades de los colores.
“Es una técnica endémica que se hace desde antes de la llegada de los españoles, y se considera que está en desuso y en peligro de extinción”, aseguró.
Sobre la historia de este tipo de arte, Genaro comentó que cuando llegaron los españoles se sorprendieron porque nunca habían visto algo así, a pesar de que eran muy cultos y conocían todo tipo de arte, por lo que se lo empezaron a llevar.
“Para entonces se hacían brocados, textiles, penachos, pero no significaba que cualquiera podía poseerlos, pues solo les correspondía a los sacerdotes. Por su parte, los españoles comenzaron a enviar las piezas como obsequio a la Corona Española”.
Hernández de la Cruz ha practicado la pintura y el grabado, pero el arte plumaria es algo especial para él, por lo que envió una de sus piezas, elaborada durante tres años, a un concurso en Oaxaca.
En la imagen se ve un Santo Niño de Atocha. También tiene una iglesia del barrio de Progreso, en Ixmiquilpan, así como un puente del siglo XVI para llegar a la colonia de La Otra Banda.
En la imagen se ven medallones que cuentan la historia de una presa de Oaxaca a la que le sucedió un hecho fuera de lo común, pero muy afortunado, y que forma parte de la historia Hasta no verte, Jesús mío, de Elena Poniatowska.
El Niño está vestido de muxe oaxaqueño, por lo que Genaro dedica esta pieza a la escritora, a la mujer presa y a sus amigas trans, que hace años no podían salir a la calle vestidas de féminas porque terminaban en la cárcel.
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Espiritualidad y poder
Las plumas han sido muy importantes en las diversas culturas que se desarrollaron en Mesoamérica; por ejemplo, en la tolteca eran símbolo de poder y belleza.
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Sara Elizondo I Pachuca
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Crea arte con plumas de aves

El ilustrador Sergio Vázquez Heredia, oriundo de Mixquiahuala, presentará este año el libro 50 minutos antes del fin del mundo, producción de cuentos de terror cortos ilustrados.
El creador sigue la corriente geek que hace unos años no se conocía en el lugar de donde es originario, pues no llegaban tantos comics y videojuegos. Pero, además, comenzó a generar un acervo personal de leyendas y cuentos de aparecidos. “Aquí pasa un río y donde hay uno siempre existe un semillero de leyendas”, asegura.
Vázquez Heredia se formó dentro de una combinación de influencias de tradición local y cultura pop. “Lo hago por amor al arte. Soy docente e ilustro libros como un texto de fancés para niños, Historias de terror de Pachuca y un título de cuentos de Erasmo Valdés”.
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Sergio tiene arraigo y amor por las culturas originarias, por lo que se ha dado a conocer con el alias de Perro Negro para continuar con su etapa creativa.
“El perro negro o xolotl es un elemento importante en la cultura prehispánica, y también lo fue en la Europa de la Edad Media, pues era un personaje místico”.
“Me encanta el tema del desarrollo humano. Nosotros como país tenemos como madres a nuestras culturas prehispánicas y como padres a los colonizadores (España, Portugal y Holanda).
“Hubo una mezcla forzada y muchos vivimos con ese paradigma, pero el desarrollo humano nos dice que solo tomemos las bendiciones de ambos y aceptemos las aportaciones de cada 
quien”, recalcó.
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Este joven, también amante de la historia de México, asegura que la ilustración permite comunicar todo tipo de ideas y por ello es en lo que él trabaja cotidianamente.
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Sara Elizondo I Pachuca

Sergio Vázquez, artista plástico de Mixquiahuala, presentará libro

jlarrieta

La Casa Encantada, ubicada en el centro de Pachuca, inauguró este viernes una nueva exposición para sus visitantes: El Halago del Inconsciente, del artista plástico Bismarck Antonio Calderón, conformada por una serie de piezas de pintura y escultura.
El artista visual, originario de Cancún, utiliza figuras geométricas en su obra, integrada por piezas de una colección personal que inició en 2012.
Calderón dice que el objetivo de la muestra es que el espectador le dé su propio significado a cada obra, más allá de lo que el artista exprese. “Me gustaría que la gente se acerque a estas disciplinas o cualquier otra expresión artística. Me agrada la idea de presentar arte que cualquiera pueda apreciar desde su perspectiva.
“Quiero que la gente tenga un interés estético por lo que está viendo y a partir de ello viva una experiencia sensorial, la cual le permitirá cuestionar su entorno”.
El artista plástico pretende que el espectador le dé un valor a lo que está viendo, pues eso hace que sienta la obra más cercana, no como algo lejano o que no lo involucra. “Me gustaría que los visitantes se llevaran una experiencia agradable, pero sobre todo que salieran con preguntas y se cuestionaran a sí mismos y a su entorno”.
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Sara Elizondo | Pachuca