La medicina oculta en el cempasúchil
 
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Citlali Hernández Jiménez, originaria del pueblo de Caltongo de Alcaldía Xochimilco, es la artífice de una campaña de acopio que busca impulsar el reciclaje de la flor de cempasúchil, la cual se llevará a cabo hasta el 23 de noviembre en el Faro Tláhuac.

La idea, según cuenta la mujer, surgió con el fin de resolver el destino de este tipo de residuos orgánicos, pero también para cambiar la perspectiva ornamental de la flor que adorna por excelencia el Día de Muertos y darla a conocer por sus grandes aplicaciones.

“En esta temporada se tiran cantidades enormes de esta planta porque ya sólo tiene esta vocación ornamental y se han olvidado las formas en que podemos utilizarla en la vida diaria”, expone.

Hernández nació en una chinampa y desde muy pequeña aprendió a cosechar las flores y a aprovecharlas.

“En mi vida chinampera, mis tíos, abuelos, me han aportado estos saberes; en las enfermedades siempre fuimos tratados con herbolaria”, dice Hernández.

“En particular, el uso del cempasúchil es algo que he hecho de manera cotidiana. Sé que es útil para la desparasitación, para el malestar estomacal, para la gripa, limpieza bucales”.

Con las flores, Citlali planea, junto con sus alumnas, hacer controladores de plaga, fertilizantes y hasta pintura textil.

“La cempasúchil es del género tajetes; tiene un alcaloide que se utiliza para el control de nematodos, que son bacterias a nivel de suelo que pueden propiciar hongos, tizones o enfermedades que atacan a los cultivos”, dice la también mercadóloga.

El proceso para hacer el biocontrolador de plaga consiste en llenar un recipiente de vidrio con pétalos y alcohol del 96, dejarlo reposar durante 20 días, y, finalmente, trasladarlo a un atomizador.

En textiles, la cempasúchil sólo puede usarse con fibras naturales, como seda, lana y algodón; primero se tritura la flor seca y luego se pone a hervir con la ropa.

En los dos días que lleva de acopio, Citlali comenta que han recibido mucho apoyo en redes sociales, pero con apenas un estimado de seis metros cúbicos de flor de cempasúchil.

Jesús Omar Marroquín Hernández

Agencia Reforma

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