El fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, nos dijo ayer martes en radio que ya saben a dónde huyó Tomás Zerón y que tienen confirmada la ubicación actual del exdirector de la Agencia de Investigación Criminal de la desaparecida PGR a quien se le libró orden de aprehensión por delitos contra la justicia y que incluso planean ya la solicitud de extradición al gobierno del país extranjero a donde huyó el exfuncionario al que pedirán devolver a México.
El mexiquense Zerón será la pieza clave para una de las rutas que está tomando la FGR en las nuevas investigaciones del caso Ayotzinapa que van, por un lado contra funcionarios de los tres niveles de gobierno que entorpecieron y distorsionaron las investigaciones sobre la desaparición de los 43 normalistas con prácticas de tortura, detención arbitraria siembra de pruebas y violaciones de procedimiento por otro lado contra las organizaciones del crimen organizado que cometieron la desaparición forzada de los estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos, en donde el otro personaje clave es el líder de Guerreros Unidos, José Angel Casarrubias Salgado “El Mochomo”, capturado la semana pasada en Metepec, Estado de México.
En el caso de Zeron las imputaciones de la Fiscalía no son solo por la siembra de restos humanos en el Río San Juan que quedó documentada en video aquel 28 de octubre de 2014 cuando el entonces director de la AIC fue visto en las márgenes del río junto con Agustín García Reyes, un detenido por el caso Ayotzinapa que fue llevado hasta ese lugar sin ninguna diligencia oficial ni orden de traslado por parte de un juez. A eso se le añaden varias acusaciones relacionadas con las detenciones arbitrarias de varios testigos y acusados que no fueron presentados al Ministerio Público además de que también se le acusa de estar detrás de las confesiones obtenidas bajo tortura y de otras irregularidades que afectaron el debido proceso y que fueron parte de la llamada “verdad histórica” que impidió llegar a conocer el paradero de las víctimas.
Zerón es, en ese sentido, la punta de la madeja de un entramado de decisiones y acciones que, desde las instancias gubernamentales sobre todo del gobierno federal y de la antigua PGR, torcieron y ensuciaron la indagatoria oficial hasta convertirla en un laberinto complicado y que, más que apuntar hacia conocer las verdaderas motivaciones de la desaparición forzada y el posterior destino de los normalistas, pretendieron ajustar y orientar las investigaciones para que coincidieran con una versión oficial que nunca quiso ahondar en la participación directa o indirecta de instituciones del Estado mexicano en un crimen cometido en conjunto por el narcotráfico y las corporaciones oficiales que lo protegieron y encubrieron.
Hoy que está prófugo, hay versiones de fuentes cercanas el exfuncionario que indican que habría huido y que incluso el amparo que solicitó la semana pasada lo hizo a través de los abogados porque ya se encontraba fuera. Según esas fuentes Zerón estaría en una ciudad de Canadá a donde voló tratando de evitar su detención y porque el gobierno canadiense es uno de los más escrupulosos en temas de extradición y que el Tratado vigente con México contiene cláusulas que pueden inhibir la entrega de un acusado si se argumenta persecución política, como ocurrió con el caso del hoy senador Napoleón Gómez Urrutia.
Con todo, el fiscal Gertz Manero se dice totalmente seguro de que va a lograr la extradición de Tomás Zerón, tal y como acaba de lograr una que parecía también muy complicada: la de Emilio Lozoya Austin, el exdirector de Pemex que finalmente aceptó allanarse a ser traído desde España a México para ser enjuiciado. Veremos si se confirma primero que Zerón está en Canadá y la respectiva solicitud para extraditarlo; en todo caso se trata de otro encumbrado peñista que también fue parte y actor en la corrupción, en este caso del sistema de procuración de justicia, en el sexenio del expresidente Enrique Peña Nieto.