Nunca en la historia de la Secretaría de Medio Ambiente su titular estuvo como ahora: tan cerca de la realidad que padecen quienes viven a diario los efectos de la contaminación en el municipio de Tula.
Resulta que últimamente se han difundido investigaciones periodísticas con relación a la llegada de las aguas negras a esta región, así como los gases tóxicos que emanan de la refinería, la termoeléctrica, las cementeras, las filtraciones de metales pesados a los mantos freáticos y que han contaminado los pozos que abastecen de agua potable a algunas comunidades.
Esto, sin contar con las nubes de moscos que a diario se forman en la ribera de la presa Endhó, provocadas por el lirio que, a pesar de los esfuerzos de las autoridades municipales, no se puede retirar del embalse de la presa.
La secretaria de Medio Ambiente, María Luis Albores, visitó a Tula cumpliendo con el compromiso de acudir a la región para conocer el dolor de los habitantes de esta zona tan castigada por múltiples generadores de contaminación.
Al conocer los testimonios en video y fotográficos de la secretaria y el director de la Conagua en una lancha recorriendo la presa Endhó, mi primer pensamiento fue: “Tengan para que se entretengan”.
Quienes hemos escrito innumerables historias de la contaminación en Tula, considerada la fosa séptica más grande de Latinoamérica, sabemos lo que significa montarse en una lancha y recorrer la presa Endhó.
Para empezar, huele de la chingada y es casi imposible permanecer mucho tiempo en la lancha a menos que se tenga un estómago a prueba de todo.
¡Qué valor de la secretaria!
Imagino que después de tremenda travesía en aguas turbulentas de la presa Endhó su estómago quedó hecho bolas y quizá, lo más grave, tuvo que aceptar, más a huevo que de ganas, la invitación a comer.
Pero no solo fueron a las bonitas playas de la ribera de la presa —donde hace muchos años los peces o desaparecieron o ya son monstruos que viven en el fondo, con serias mutaciones a consecuencia de los metales que trae el agua cochina de Ciudad de México y la zona metropolitana—, también la llevaron para que se chingara y constatara las emisiones contaminantes de la refinería y la termoeléctrica que por años han ensuciado el aire de Tula y municipios conurbados.
De lo que no estamos seguros es si, en su recorrido, la secretaria tuvo tiempo de echarse una pasadita por las cementeras para que tuviera la película completa de la contaminación que por años han tenido que padecer los habitantes de esta región tan castigada por la industrialización.
Lo que no entiendo es que después de haber sufrido lo que todos los vecinos de esta cloaca y cámara de gases, la secretaria Albores haya declarado que ahora sí van a iniciar los estudios necesarios para poder emitir la declaratoria de emergencia ambiental.
¿Es neta?
Por años investigadores de nivel han realizado toda clase de estudios para documentar el impacto ambiental y los efectos en la salud de los habitantes de esta zona maltratada por la indiferencia de autoridades.
¿Ahora cuántos millones quieren gastar para estudios que ya están hechos?
Los investigadores no son de partidos de oposición, las investigaciones que dan cuenta de los efectos cancerígenos producto de ingerir aguas de pozos contaminados con metales ya se hicieron.
No, secretaria; si en verdad quieren resolver el problema de Tula, es momento de ponerse a trabajar y no darle la vuelta mandando hacer estudios que ya están hechos.
¿O sus estudios serán a modo?
Espero sus comentarios.
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