Es una herramienta que debería seguir inspirando a los gobiernos y sociedad en general a desarrollar nuevas opciones para dar solución a problemáticas como el calentamiento global
Según la ONU, la Nueva Agenda Urbana (NAU) subraya la sostenibilidad social como elemento clave de todos los sectores y escalas involucradas en el desarrollo urbano, pero no podemos hablar de sostenibilidad social sin hablar de qué es la NAU, debemos entenderla como la guía global más importante que explica y orienta cómo la urbanización bien planificada y gestionada puede ser una fuerza transformadora para lograr el cumplimento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Es una herramienta que debería seguir inspirando a los gobiernos y sociedad en general a desarrollar nuevas opciones para dar solución a problemáticas como el calentamiento global, lo que representó la pandemia del COVID-19, la migración o incluso temas globales que nos atañen como humanidad, todas ellas sirviendo como guía para el desarrollo de políticas y acciones urbanas sostenibles, permitiendo el flujo de conocimiento de manera accesible, fortaleciendo las capacidades en todos los niveles y entre todos los interesados en temas de ciudad, sin dejar a nadie ni a ningún territorio atrás.
Ahora hablemos de sostenibilidad, viéndola desde la perspectiva que la ubica como la capacidad de una sociedad para sostenerse así misma a través del tiempo y el espacio; “es la práctica de mantener un entorno social equitativo y justo, donde cada individuo puede vivir con dignidad, disfrutando de los derechos fundamentales y la oportunidad de desarrollo personal”, lo cual se debería traducir en el acceso pleno a sus derechos humanos.
En las entrañas de la sostenibilidad social, como en el corazón de la mayoría de las personas, yace el deseo de que la sociedad en su conjunto prospere, logrando desarrollar un ambiente donde cada persona pueda alcanzar prosperidad y en cada contexto lograr felicidad, pero en todo este concepto debe existir la palabra equilibrio.
Por lo cual, planificar las ciudades y municipios, debe ser punta de lanza para los gobiernos actuales y venideros, ya que las necesidades para brindar accesibilidad a todas las personas, en especial a aquellas en situación de vulnerabilidad, es esencial para lograr ciudades con cero discriminación y una protección integral a los derechos humanos de las personas.
Como antesala de todo lo anterior tenemos que lograr pensar a futuro y lo que heredaremos a generaciones futuras, no solo midiendo nuestras acciones presentes, si no, proyectando el impacto que podemos sentar para un futuro mejor.
Los derechos humanos se deben maximizar para lograr cumplir con el principio pro personae buscando sentar las bases de una sociedad inclusiva, con estructuras administrativas e institucionales sólidas que no dejen a voluntad el respeto y la dignidad de las personas desde el sistema no jurisdiccional.