Desde el 24 de febrero de 2022 a hasta hace unos días la atención de quienes se interesan en asuntos internacionales estaba puesta en Ucrania, luego en Gaza, después en el Golfo de Adén y el mar Rojo y ahora en Irán, porque desde que el zar ruso Vladimir Putin decidió invadir a Ucrania las cosas parecen estar yendo de mal en peor.
Desde el 24 de febrero de 2022 a hasta hace unos días la atención de quienes se interesan en asuntos internacionales estaba puesta en Ucrania, luego en Gaza, después en el Golfo de Adén y el mar Rojo y ahora en Irán, porque desde que el zar ruso Vladimir Putin decidió invadir a Ucrania las cosas parecen estar yendo de mal en peor.
En México, como sucede en la mayoría de los países, la opinión pública se centra más en los asuntos y problemas locales que en lo que sucede a cientos o miles de kilómetros de distancia. Pero, en un mundo cada vez más interconectado y volátil, no puede ser ignorada la presencia de conflictos regionales que tienen el potencial de desencadenar crisis de magnitud global. De acuerdo con el Consejo de Relaciones Exteriores (en inglés: Council of Foreign Relations), un think tank sin ánimo de lucro, apartidista y especializado en política exterior y relaciones internacionales con sede en la ciudad Nueva York, actualmente hay una serie de puntos conflictivos en todo el mundo, incluyendo regiones como Afganistán, Etiopía, Myanmar, Corea del Norte, Siria, el Estrecho de Taiwán, Venezuela y Yemen. Lo preocupante de estos conflictos es su diversidad en términos de participantes —que van desde estados hasta grupos armados no estatales— y en sus causas, que varían entre disputas políticas, étnicas, religiosas e ideológicas.
El panorama se complica aún más con la amenaza de una posible escalada nuclear en áreas como Irán, Corea del Norte y el Estrecho de Taiwán. El Grupo Internacional de Crisis (en inglés: International Crisis Group), una organización no gubernamental dirigida a la resolución y prevención de conflictos armados internacionales basada en Bruselas, señala zonas críticas a vigilar en 2024, incluyendo, además de Gaza, Sudán, el Medio Oriente y Etiopía. Estos conflictos no solo son focos de tensiones políticas y militares, sino que también están provocando crisis humanitarias devastadoras, con un impacto directo en la vida de millones de personas.
No menos alarmantes son los conflictos en Siria, Irak, Libia, Sudán del Sur, Somalia, Afganistán, la República Democrática del Congo, la República Centroafricana y África Occidental, así como en la frontera entre China e India, Nagorno-Karabaj, Malí y Chipre. Cada uno de estos conflictos tiene implicaciones significativas para la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos en las regiones afectadas.
Ante este escenario, resulta complejo prever cómo se desarrollarán o resolverán estos conflictos. Sin embargo, es evidente que requieren una atención y acción urgentes por parte de la comunidad internacional y las partes involucradas. La resolución pacífica, el diálogo, la cooperación y la asistencia humanitaria son fundamentales para prevenir o al menos mitigar las consecuencias negativas de estos conflictos. En un mundo donde las repercusiones de un conflicto pueden sentirse en cada rincón del globo, el llamado a la acción es más urgente que nunca.
Durante el actual gobierno México se ausentó del escenario internacional, como si el mundo no existiera más allá de nuestras fronteras y lo que sucede en otras latitudes no nos afectara.
La próxima presidenta mantendrá o cambiará esa política que aisló a México del mundo.