¿No chinguen!, solo eso faltó en el comunicado del gobernador Fayad a los hidalguenses.
Y es que no es para menos, cuando la curva de contagios en Hidalgo va en aumento y una de las ciudades con el mayor número de casos de coronavirus es la Ciudad de México y la tenemos a tiro de piedra, es para preocuparse.
Sí, al comunicado que ya de por si es contundente le faltó —y lo entiendo por la investidura del Gobernador— que les dijera a los gobernados que “no se hagan pendejos”, que el coronavirus no es para andarle buscando mangas al chaleco y que o se quedan en su casa o “se los va a llevar la chingada”.
De ese tamaño es la emergencia de los contagios y de ese tamaño deberían ser las acciones para que la población asimile de una vez por todas que tenemos que actuar con responsabilidad, por nosotros y por todos los que habitamos Hidalgo.
Y es que la situación está bien canija.
De acuerdo a las cifras que emite diariamente la Secretaría de Salud federal, en Hidalgo se diagnostican —en promedio— de 35 a 40 casos positivos y 10 personas fallecidas a causa del coronavirus y sus complicaciones, lo que significa que rápidamente se están ocupando las camas de los hospitales que atienden Covid-19 y, de no frenar los contagios, el sistema hospitalario estaría seriamente afectado, por no decir colapsado.
No sé cómo tomarán los vecinos de algunos municipios este mensaje crudo, porque en algunas regiones de la entidad de plano están convencidos que la pandemia es una broma, que a ellos no les va a pasar nada, que ese pinche virus se las pellizca, que son inmortales o ni siquiera saben que existe la pandemia.
Para ellos es este mensaje que tiene el objetivo de poner en claro que las medidas no son para estarlos chingando y que, si se los dijeron con crudeza, es para que entiendan los que no entienden.
A muchos las medidas les parecen exageradas y, a otros la necesidad, la falta de empleo, las deudas y el empobrecimiento los lleva a actuar de manera audaz y saltar las restricciones porque no les queda de otra.
Para ellos el mensaje es para invitarlos a la reflexión, comprendiendo que hay cosas urgentes que atender, que la familia espera comida y que la economía en ocasiones no les deja otra salida.
Pero hay muchos más que esta pandemia solo los ha transformado en personas intolerantes. Mostrando su total ignorancia y que agreden a cualquiera por el hecho de pensar que los van a contagiar.
Como el caso de Tulancingo, donde un hotelero de buena fe prestó sus instalaciones de manera gratuita para que los médicos y enfermeras que van a atender los casos de coronavirus pudieran descansar.
Es tal la ignorancia y estupidez de los vecinos de este hotel, que cerraron la entrada al establecimiento argumentando que no iban aceptar que recibieran ahí a infectados.
Sin escuchar explicaciones y de una forma totalmente irracional, estos sujetos se negaron a permitir el acceso de los médicos que aún no llegaban al lugar, por lo que las autoridades desistieron de brindar hospedaje a los profesionales de la Salud, en ese hotel.
¡QUÉ HUEVOS!
Pareciera que estamos en el pasado y con actitudes de cavernícolas. ¡Qué vergüenza!
Así que ahora además de ser el estado que no atiende las medidas de movilidad para su beneficio y para evitar más contagios y más muertos, también seremos señalados como intolerantes, irracionales y hasta pendejos.
¿Pues no que los hidalguenses somos solidarios, amables y recibimos a todos con los brazos abiertos?
Cuando menos en Tulancingo ya se vio que no, que eso de ser buenos anfitriones es solo de dientes para afuera y cuando les conviene, porque a la hora de la verdad son unos ojetes.
Pero más allá de los reclamos y de las lamentaciones, antes de que empecemos a mentárnoslas, mejor hagamos caso y quedémonos en casa.
O como dijeran las autoridades, aunque no explícitamente. ¡No chinguen!
Espero sus comentarios.