El triunfo de Awiti Alcaraz recuerda el esfuerzo que las mujeres mexicanas han hecho en el deporte olímpico en los últimos 24 años, como cuando Soraya Jiménez obtuvo la medalla de oro en Sídney 2000 en halterofilia, como cuando Ana Gabriela Guevara, en Atenas 2004, obtuvo una plata y emocionó al país en atletismo (aunque ahora lo tiene sumido en una decepción y corrupción al frente de la Conade).
Los Juegos Olímpicos nos emocionan, nos exaltan; hacen que el fervor patrio salga a flote y que se nos olvide el estrés por unos minutos. Todos somos expertos en cualquier disciplina por cualquier minuto y aunque no le entendamos, hacemos como que sí.
Ayer fue muestra de ello cuando la judoca mexicana Prisca Guadalupe Awiti Alcaraz dio a nuestro país su primera medalla de plata en ese deporte, durante el combate que nos mantuvo con los nervios de punta.
Al salir a la lucha por la medalla de oro, la representante de Guanajuato, nacida en Londres, hija de padre keniano y madre mexicana, lucía con los nervios al borde, mismos que superó en el primer minuto del combate, cuando se sobrepuso a la eslovena Andreja Leski, quien al final obtuvo la presea áurea en el encuentro.
Así, la entrenada en el Bajío obtuvo la primera medalla olímpica de plata para México en los Juegos Olímpicos de París 2024, la primera medalla olímpica de plata para México en judo, la primera medalla olímpica de plata para México por una afromexicana.
El triunfo de Awiti Alcaraz recuerda el esfuerzo que las mujeres mexicanas han hecho en el deporte olímpico en los últimos 24 años, como cuando Soraya Jiménez obtuvo la medalla de oro en Sídney 2000 en halterofilia, como cuando Ana Gabriela Guevara, en Atenas 2004, obtuvo una plata y emocionó al país en atletismo (aunque ahora lo tiene sumido en una decepción y corrupción al frente de la Conade).
La plata de Belem Guerrero en ciclismo en la misma justa o el bronce de Iridia Salazar en el taekwondo. El oro de María del Rosario Espinoza en este último deporte en Beijing 2008, olimpiada en la que Paola Espinosa y Tatiana Ortiz entregaron al país la presea de bronce en clavados sincronizados, mismo metal que en ese encuentro deportivo obtuvo Damaris Aguirre en halterofilia.
El esfuerzo de ayer de la descendiente de padre keniano y madre mexicana también recuerda la plata que en Londres 2012 obtuvieron Paola Espinosa y Alejandra Orozco en los clavados, la plata de Aída Román en tiro con arco individual, el bronce de Mariana Avitia en la misma disciplina, el mismo metal de Larua Sánchez en clavados de trampolín, y los bronces de María del Rosario Espinoza en su amado taekwondo y el de Luz Acosta en halterofilia.
La plata que le supo a oro a Lupita Awiti Alcaraz remonta a la plata de otra Lupita, María Guadalupe González, durante la marcha de 20 kilómetros, en Río 2016, la plata en esa misma olimpiada de María del Rosario Espinoza en el arte marcial coreano.
Las lágrimas que soltó la méxico-keniana entrenada en Guanajuato al saberse el segundo lugar recuerdan el esfuerzo y las preseas de las mexicanas en Tokio 2020: el bronce en tiro con arco por equipos mixtos de Alejandra Valencia, junto con Luis Álvarez; el bronce por clavados sincronizados de Alejandra Valencia y Gabriela Agúndez; el bronce de Aremi Fuentes en halterofilia.
Ayer todos nos emocionamos, nos unimos y disfrutamos de esa medalla de plata, la primera de ese metal en París 2024 y la segunda que atletas de alto rendimiento han entregado a México en esta olimpiada, pues la primera la dio el tiro con arco, un bronce, a manos de Alejandra Valencia, Ana Paula Vázquez y Ángela Ruiz.
Atletas de alto rendimiento que han tenido que batallar para lograr las clasificaciones a los Juegos Olímpicos, ante la falta de apoyos de la Comisión Nacional del Deporte (Conade), que dirige Ana Gabriela Guevara, quien se ha visto señalada por corrupción.
Esa persona que como atleta dio grandes satisfacciones a México es la que ahora tiene casi amarrados de las manos a los deportistas de alto rendimiento de este país, a quienes sugirió incluso hacer ventas por catálogo para subsanar los gastos que implican las clasificaciones y traslados a justas deportivas.
Esa Ana Guevara que en mi escuela ponía el director como ejemplo ahora es una burócrata más, de la que no creo que se sienta orgulloso de su desempeño. Una Ana Guevara que con la misma velocidad que obtuvo la plata en Atenas 2004 se encargó de sumir a la Conade.
Pero a pesar de su desastroso desempeño en la instancia del deporte más importante del país, de la mano de la Cuarta Transformación, los atletas mexicanos han sabido dar la cara y vuelven cada justa, al menos, con una medalla olímpica.
¡Felicidades a los atletas que nos representan en París 2024! ¡Es un orgullo que nos emocionen, que nos brinden la emoción de cada cuatro años!
SU CINTO: La titular de la Conade, en su momento, cuando anunció su retiro del deporte, dejó unas palabras para la posteridad al quejarse de la falta de apoyo para los deportistas: “No hay opción, me voy porque el sistema está mal, el sistema es una pelota de víboras. Es una decisión personal; el sistema no ha dado equidad. Siempre me he exigido y por lo tanto esperaba lo mismo. Prefiero molestar con la verdad que complacer con las mentiras. La política es una guerra sin muertos y hoy el deceso es mi carrera. Va por México, y chingo a mi madre si no”, dijo en su momento Ana Gabriela Guevara. Ana, ya es tiempo; hazlo. “Va por México”.