El Fondo Monetario Internacional (FMI) difundió el lunes pasado su reporte Actualización de Perspectivas de la Economía Mundial, Enero 2024, que presenta un escenario un poco más optimista para la economía mundial para este año. Con proyecciones de crecimiento del PIB global de un 3.1 por ciento para 2024 y un 3.2 por ciento para 2025
El Fondo Monetario Internacional (FMI) difundió el lunes pasado su reporte Actualización de Perspectivas de la Economía Mundial, Enero 2024, que presenta un escenario un poco más optimista para la economía mundial para este año. Con proyecciones de crecimiento del PIB global de un 3.1 por ciento para 2024 y un 3.2 por ciento para 2025, es evidente que están lejos los años en que se registraron aumentos mayores. Sin embargo, estos números, aunque modestos, reflejan una resiliencia económica notable en potencias como Estados Unidos, economías emergentes significativas y, por supuesto, con el notable respaldo fiscal de China. Pese a ello, la realidad sigue siendo difícil debido a las altas tasas de interés y una productividad que sigue siendo baja y lenta.
El reporte señala que el FMI espera que la inflación mundial disminuya más rápido de lo previsto, al 5.8 por ciento, en 2024, y al 4.4 por ciento, en 2025, gracias en parte a la resolución de problemas de suministro y políticas monetarias restrictivas. Este descenso en la inflación, junto con un crecimiento sostenido, reduce el riesgo de un aterrizaje duro para la economía mundial, manteniendo los riesgos para el crecimiento global equilibradamente balanceados.
En lo que a México se refiere, el FMI aumentó sus proyecciones, estimando un crecimiento del PIB en un 3.4 por ciento para el año pasado, con expectativas de un 2.7 por ciento para 2024 y un 1.5 por ciento para 2025. Este ajuste hacia arriba para 2024 obedece a que la demanda interna ha mostrado más vigor de lo esperado y a un desempeño económico que se ha beneficiado del impulso de economías con las que el país mantiene importantes lazos comerciales.
Este panorama para México no es solo un respiro dentro de la complejidad global, sino una clara muestra de la capacidad de su economía para sobreponerse a desafíos externos e internos, demostrando la efectividad de políticas domésticas bien orientadas. Ahora bien, el proyectado descenso para 2025 es una advertencia para las autoridades mexicanas de no caer en la complacencia, subrayando la necesidad de mantener una política económica vigilante y proactiva, capaz de impulsar reformas estructurales que aseguren la continuidad del crecimiento, la mejora en la productividad y la solidez frente a vulnerabilidades futuras.
Lo que el FMI señala es la imperiosa necesidad de una gestión económica meticulosa, una consolidación fiscal inteligente y la implementación de reformas estructurales que no solo miren al presente, sino que preparen el terreno para el futuro. Además, recalca la importancia crítica de la coordinación multilateral en aspectos como la resolución de deudas y el combate al cambio climático, aspectos que obedecen a la interdependencia de la economía mexicana con las de otros países y la esencial cooperación internacional.
En resumen, mientras el panorama global está lleno de desafíos y oportunidades, México emerge como un jugador notable de resiliencia y crecimiento económico. Sin embargo, la situación continuará siendo compleja y la inteligencia y habilidad de quienes integren el próximo gobierno federal será lo que defina el éxito de nuestra economía en el complicado escenario económico mundial. Quienes integren el gabinete económico de la próxima presidenta de México, ¿tendrán esa inteligencia y habilidad?