Escuchar la discusión política que se viene desarrollando en las calles y las plazas sobre los temas ambientales que aquejan a la entidad y, en algunos casos, al Valle de México, muestra la forma en la cual se desarrollará el proceso electoral 2024.

La descalificación, la promesa, el enojo sobre decisiones y anuncios, la búsqueda de analizar un tema y otro y dejar en claro que ahora sí se habla tan en serio como jamás se ha hecho llama a la sonrisa.

Fue triste que tuviera que llegar la campaña presidencial para que la candidata morenista se pronunciara a favor de Tula. Para que asegurara que habrá una declaratoria sobre la zona y también inversiones para la restauración.

Tuvo que haber campaña para que todo mundo pusiera el grito en el cielo y se opusiera a que se lleven el agua de Hidalgo. En el atisbo de la sequía incomprendida por tirios y troyanos, todo mundo trata de explicarla, de arreglarla.

Los unos y los otros han dejado en claro que en la búsqueda del voto se vale reconocer los problemas, asumirlos y comprometerse con ellos. Quienes gobiernan, ya superaron esa etapa y ahora dicen que sí, que hay agua suficiente en Hidalgo, para dar y repartir.

En lo personal, creo que el gobernador se equivoca. Que los candidatos se equivocan, que la candidata yerra una vez más. Que no logran superar su visión aldeana de ver los problemas y menos construir una mirada integral para su solución.

Si habrá que decirlo un día, mejor hoy.

Los temas más delicados llevados a la palestra electoral tienen sentido si se acompañan de sólidas propuestas, estructuradas y apuntaladas en el marco jurídico existente y, si este es insuficiente, señalar también cuales son las reformas que habrá de emprenderse para contar con un mejor modelo legislativo.

Con la simpleza que lo caracteriza, el presidente de México dice “y lo otro es un acuerdo con el Estado de México, con Hidalgo, para aumentar el aporte de agua, y lo otro es la reparación de fugas”.

El gobernador de Hidalgo, con mucha más simpleza, asegura: “Según los estudios de Comisión Nacional del Agua (Conagua), da lo suficiente de agua no solo para abastecer al propio estado de Hidalgo, sino para apoyar a la zona metropolitana de la Ciudad de México. Esto dependerá de los estudios de factibilidad y la disposición de inversión”.

Esto a pesar de que el monitor de la Comisión Nacional del Agua asegura que los municipios de Pachuca y Mineral de la Reforma están bajo un esquema de sequía extrema a los que se suman otros tantos municipios de la entidad.

Olvida su papel de gobernador de la entidad y respalda de inmediato al presidente de la República. No hay ni siquiera un reparo en torno a la terrible sequía que azota a 25 municipios de la entidad.

Tula, agua y bosques son los temas más acuciantes en el marco del cambio climático y la sequía que vive el estado. La pérdida de la laguna de Zumpango y el aumento en las temperaturas de la zona deberían de ser los resortes que hagan saltar las alarmas en torno al tema.

Construir una visión en la que quepan todos los escenarios, todas las realidades y se asuman como lo que son, de desastre.

La vulnerabilidad del Valle de México se refleja en los más pobres, en los más excluidos y que se encuentran en asentamientos irregulares tolerados por las autoridades de las entidades.

Mal y de malas empezaron las campañas. Mal y de malas continúan las administraciones locales. La descoordinación atraviesa las decisiones públicas y atenta contra el bienestar de la gente. Mal y de malas.

Algunos dirán, sobre todo los que saben, que las propuestas de cada candidato reflejan su compromiso con la gente, en lo personal, creo que la forma en que abordan el tema habla de lo mucho que ignoran la realidad a la que se enfrentan.

De la administración pública, qué decir, falta que vuelva el rostro y trabaje en construir una visión integral del tema, con ánimo de resolver, de actuar. Que deje de escuchar solo a unos y esté dispuesto no a decir cómo hacer las cosas, sino a preguntar cuál es la mejor manera de hacerlas.

Estamos en campaña. No nos queda más que ir a las urnas el 2 de junio y reflexionar por quién votar, por qué votar y para qué votar.

Ya no se trata de que candidato, se trata del futuro inmediato, de los problemas actuales y la forma en que habrán de resolverse.