Y… ¿La emergencia apá?
 
Hace (52) meses
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Poder conservador (INE) vs Alteza Serenísima (AMLO)
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Tras la declaratoria de emergencia ambiental en la región de Tula se ha buscado restaurar la zona y evitar más daños que pongan en riesgo la biodiversidad y la salud; sin embargo, algo no está saliendo como debería.

En la región de Tula se han realizado diversos estudios y, cada uno de ellos, ha demostrado que hay la necesidad de hacer algo, tratar aguas, restaurar suelos, reforestar sitios, construir programas del aire. También los programas de salud ambiental son urgentes en la zona.

A casi 50 años de estar recibiendo aguas residuales de la Ciudad de México y del Estado de México, Hidalgo presenta, necesariamente, daños profundos al medio ambiente, a ello hay que agregar el desarrollo industrial de la zona, mismo que produce descargas a la atmósfera, al suelo y al agua.

Bajo esas condiciones, el nivel en la calidad de vida se desplomó en la zona y el secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Víctor Manuel Toledo Manzur, aseguró que la región se encontraba frente a una de las peores crisis de la historia y de hecho aseguró que era inhabitable.

Desde este espacio, señalamos que de no tomarse las medidas necesarias para garantizar que verdaderamente se reconozca la emergencia ambiental y se trabaje para revertir las causas responsables de su declaratoria, la declaratoria podría quedar en una mala broma.

Y acaban de anunciar que el Túnel Emisor Oriente (TEO) iniciará funciones trasladando 150 mil litros de agua sucia por segundo, sí, a la zona de Tula, Hidalgo. Pensado para beneficiar a 20 millones de personas.

La Comisión Nacional de Agua (Conagua) asegura que se busca “tratar el total de las aguas residuales del Valle de México para promover su reúso en la agricultura, en lugar de utilizar aguas negras y promover su intercambio por agua de primer uso”, lo que significa que a cambio de agua limpia regresa al estado de Hidalgo agua residual.

Una propuesta que no termina de ser interesante, dadas las condiciones ambientales de la zona de Tula y de los distritos de riego 03 y 100 de Hidalgo, en los que se riegan usando estas aguas residuales y que el uso de estas ha provocado daños a la salud de los agricultores y de los habitantes de la zona.

Pero no solo se trata de esto, es que hay una declaratoria de emergencia en la Zona de Tula, aumentar el volumen de aguas residuales provenientes de la Ciudad de México representa un mayor problema para Hidalgo. Será fácil; sin embargo, en el discurso de los gobiernos federal y local, encontrar los argumentos suficientes para asegurar que de ninguna manera se pone en riesgo la declaratoria por un poco más de agua residual.

Tula, ha sufrido de constantes discursos demagógicos y proambientales, en él se presentó, por ejemplo, el Programa estatal de Educación, una extraña colección de acciones educativas que demuestran que la educación ambiental, por más que se presente en la ribera de la presa Endhó, se queda en eso, un montón de palabras que no dan resultado para Hidalgo.

Apenas el 14 de noviembre pasado el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, aseguraba que sanear la zona parte de que los tres niveles de gobierno reconozcan los graves daños que se han generado y acumulado, para apostar por el saneamiento.

Pero además que no se podía minimizar las cosas ni echar culpas. Sin embargo, las aguas residuales no llegaron a Tula por arte de magia, tampoco de manera espontánea se instalaron en la zona empresas que ponen ene riego la viabilidad ambiental de la región, estas llegaron por autorizaciones, por acuerdos, por intereses en los que siempre se habló de progreso, de bienestar de las personas, así que no buscar culpables del desastre ambiental de Tula y su zona metropolitana es pensar que las personas de la región no son importantes.

Hablar de tratamiento de agua es sencillo, ver en donde se van a tratar es diferente, la Planta de Atotonilco por sí sola es insuficiente y técnicamente es insignificante, más si se considera que en el Estado de México solo 32 por ciento de las aguas residuales son tratadas. En el caso de la Ciudad de México la realidad en cuanto al tratamiento de aguas residuales tampoco es alentadora.

Pero también, el gobernador de Hidalgo habló de un programa alineado con el Plan Nacional de Desarrollo (PND), pero este debería contar con un propósito específico en la materia; sin embargo, es difícil. El caso de Tula reclama una serie de medidas extraordinarias, eso indica una emergencia, medidas no contempladas en ningún plan, de tal manera que lo primero que se debe alinear es el conocimiento de los planes y las emergencias.

Así que dijimos que la emergencia podría convertirse en una mala broma para los habitantes de Tula y está pasando, 150 mil litros de agua por segundo aumentarán el caudal del río Tula y la presa Endhó; traerá además mayores problemas y reanimará una lucha constante desde hace dos años, el respeto al caudal de río Tula y su permanencia, a pesar de la contaminación, como un caudal natural.

No podría ser de otra forma, o el río Tula permanece y se restaura y se limpia o la emergencia es una broma de muy mal gusto, pero al final del día una broma en un discurso endulzado y lleno de demagogia.

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