El cáncer en los niños ha estado en auge los últimos 40 años. En los años 70, la posibilidad de que un niño con cáncer se curara era menos de 30 por ciento, y conforme ha ido avanzando el tratamiento y contar con equipos multidisciplinarios (cirujanos, nutriólogos, psicólogos, médicos, asociaciones, etc.) se ha logrado a nivel internacional tener supervivencias de hasta 80 por ciento o más en algunas patologías.

“Sin embargo, en nuestro país todavía estamos un poquito lejos de alcanzar esos niveles de supervivencia que se reportan a nivel internacional, pero estamos trabajando para ello y mejorando la supervivencia en los niños. Es un trabajo diario, en conjunto, que requiere de mucha infraestructura; también los hospitales tienen que tener muchas áreas especiales, aparatos especiales, tratamientos. El paciente con cáncer es muy complejo, no es una gripa, no es cualquier cosa”, explicó en exclusiva Liliana Velasco Hidalgo, oncóloga pediatra de la UNAM.

“Ha costado muchos años que la supervivencia mejore, pero esto nos ha permitido ver que los niños pueden curarse y que, a veces, pensamos que es un diagnóstico fatal, y si lo diagnosticamos a tiempo, la posibilidad de que el niño se cure es muy alta, y eso es muy importante.

“También es el momento en el que necesitamos que los médicos jóvenes conozcan cuáles son las manifestaciones iniciales de los pacientes, que la misma población y familias conozcan las manifestaciones que pueda tener un niño; cuando podamos, sospechemos que un niño pueda tener un cáncer, para que podamos hacer un diagnóstico más oportuno y el paciente se pueda curar.

“Entonces se tiene que trabajar desde muchas áreas, no nada más en los hospitales, sino también los médicos. Los médicos en formación y las comunidades son una cadenita que, si un eslabón falla, entonces no vamos a poder lograr esa supervivencia alta en los pacientes”, así lo afirmó Liliana Velasco, integrante de la Agrupación Mexicana de Oncología y Hematología Pediátrica (Amhop).

Fernando Fuentes