Un año sin saber de Atzin
 
Hace (50) meses
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Su celular se apagó el sábado 9 de febrero de 2019. La última ubicación quedó registrada en la colonia Atlampa. Eran las 5:20 de la mañana.

Atzin Molina, de 20 años, había conseguido un contrato para bailar aquel fin de semana en una disco de Ecatepec, durante la presentación de Jamsha, el DJ sudamericano. El viernes 8 la joven se presentó por primera vez en aquel lugar, Kaos Discotheque. Esa noche subió a sus redes sociales una foto tomada en la disco.

Una amiga, Daphne, la citó al terminar la presentación en un antro de la colonia Roma: el Bangkok, de la avenida Álvaro Obregón. Atzin estuvo ahí hasta las 3:30 de la madrugada. A esa hora decidió pedir un taxi, pero su amiga la convenció de que se fuera con uno de los taxistas que hacían base en el lugar. “Lleva a mi hermana a su casa”, le dijo Daphne al chofer.

De camino a su domicilio, en la colonia Guerrero, Atzin cruzó mensajes de WhatsApp con alguien llamado Santiago. Él la invitó a que lo alcanzara en el bar Cíngaro de la Avenida Chapultepec. Atzin pidió que le enviara la ubicación. Llegó al lugar a las 3:40 y se quedó ahí hasta las 4:20.

La madre de la chica, la señora María de Jesús Salinas, despertó más o menos a esa hora y constató que su hija no había llegado aún. Le marcó a las 4:26. Atzin no contestó. La señora Salinas insistió durante una hora. “Sonaba y sonaba”, recuerda ella un año después. A las 5:20 el número de Atzin se apagó.

Las horas que siguieron fueron de incertidumbre. En la tarde del sábado, María de Jesús se dirigió al Kaos, donde su hija tenía que presentarse por segunda ocasión. Alentaba la esperanza de que la joven se hubiera ido de fiesta. Pero Atzin no se presentó. Su madre la esperó hasta las once de la noche. Una compañera de su hija, Joanna, le dijo que aquella madrugada Atzin le había escrito para decirle que iba a reunirse con un amigo en el bar Cíngaro.

La señora Salinas se movió hacia allá. Notó que el teléfono de su hija había vuelto a ser encendido a las 18:28, “pero nadie contestó”. Lo apagaron más tarde.

El encargado del Cíngaro, Rafael Esquerra Burgos, a quien poco después asesinaron de un tiro en el abdomen, negó que la muchacha hubiera estado ahí: “No vi a esta joven por aquí”, dijo. Uno a uno, los meseros del lugar negaron también que Atzin hubiera estado ahí la madrugada anterior.

María de Jesús fue a levantar la denuncia correspondiente. Logró, también, obtener la “sábana” que contenía los movimientos telefónicos de Atzin. Ahí aparecía el registro de una conversación sostenida entre las 3:30 y las 3:40. La señora marcó al número registrado en la “sábana”. Contestó el tal Santiago: le dijo que en efecto había estado con Atzin la madrugada anterior y que ella se había ido poco después en un Tsuru “color dorado con vino”.

“No recuerdo más, la verdad estaba drogado”, reveló el personaje, quien mostró la conversación guardada en su teléfono. Santiago le había escrito a Atzin varias veces, hasta las cinco de la mañana, para preguntarle si había llegado bien a su casa. No hubo respuesta. Volvió a insistir después de las doce, pero la joven tampoco respondió. “No sé dónde está su hija —le dijo él—. Yo no tuve nada que ver ahí”.

María José averiguó más tarde que El Cíngaro es uno de los centros de reunión de la Unión Tepito. En ese sitio han sido vistos “El Chori”, “El Huguito”, “La Hormiga”, “El Tomate”. Desde ahí se operó la tragedia del Heaven, en la que 13 jóvenes fueron secuestrados y asesinados por un ajuste de cuentas. Fue ahí, en octubre pasado, donde acribillaron a Rafael Esquerra, encargado y esposo de la propietaria.

La verdad se fue abriendo dolorosamente. Las investigaciones revelan que Atzin tuvo una relación sentimental con uno de los líderes de la Unión Tepito: Eduardo Ramírez Tiburcio, “El Chori”. La joven le reveló a cierta amiga que su novio la había amenazado y le entregó una foto: “Si me pasa algo, fue él”.

La relación terminó por una cuestión de celos. Atzin le dijo a una amiga que “El Chori” tenía miedo de que, en venganza, ella lo fuera a “poner”, es decir, a delatar ante las autoridades. Existen versiones periodísticas que indican que los miembros de la Unión creían que Atzin entregó información que condujo a la detención de uno de los líderes. Esas versiones no están confirmadas. A la joven no se le relaciona con ningún delito. Tenía un trabajo honrado. Su error fue inmiscuirse con la gente equivocada.

El lunes 11 de febrero de 2019, el teléfono registró actividad en las inmediaciones de la Central del Norte. Más tarde se comprobó que el chip del teléfono de Atzin fue colocado en por lo menos 38 aparatos más. La mayor parte de estos registra actividad en las inmediaciones de la colonia Tabacalera: una zona de prostitución que controla la Unión Tepito.

Hay una recompensa de dos millones de pesos a quien proporcione información veraz sobre el paradero de Atzin. Se ha cumplido un año de la desaparición, sin embargo, y desde aquella noche no existe el menor rastro de ella.

De “El Chori” y los líderes de la Unión, en cambio, se sabe todo: están en libertad y acaparan titulares prácticamente todos los días.

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