Ser alegre
 
Hace (12) meses
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Queridos lectores, el día de hoy les comparto una reflexión sobre algo que está aconteciendo justamente hoy, que es la resurrección.

La resurrección para todo cristiano le provoca alegría y, como bien, sabemos la alegría es una de las emociones más positivas con las que contamos, es esa sensación agradable que nos hace estar contentos, con ganas de sonreír, con buen humor, con ganas de estar y pasarla bien; de hecho, mucha gente asocia la alegría con la felicidad, y no están tan perdidos, ya que la palabra “alegría” proviene del latín alacer alacris, que significa vivaz, animado.

Podemos sentir alegría con alguna experiencia que nos gusta mucho, y en este caso, la resurrección del Gran Maestro que ha regido y sigue rigiendo la vida de millones de personas en todo el mundo, forma parte de esa alegría.

En general, la alegría forma parte de las emociones y sensaciones que nos hacen estar en un estado de bienestar interior, de éxtasis, de felicidad, de satisfacción, entre otras muchas sensaciones; quién no recuerda momentos de alegría, quién no recuerda un momento donde se haya sentido feliz, quién no recuerda ese estado o sensación de satisfacción o felicidad.

Obviamente, la alegría, como muchas otras emociones, son limitadas, aunque se pudieran extender, así, la alegría es altamente positiva ya que viene acompañada de bienestar, de gozo y que se genera después de un acontecimiento positivo que aporta algo.

Es importante en estos días, sobre todo para quien gusta de la meditación, la introspección, pienses y sientas la alegría que te produce la ascensión del Maestro Jesús, claro, si eres cristiano, si no, piensa en la alegría como parte de tu vida el abrirte al gozo; al final, la alegría es aproximación, en lo personal es una de las emociones más exitosa.

Según la RAE dice que la alegría es el sentimiento grato y vivo que suele manifestarse con signos exteriores; con la alegría provocamos gestos, se expresa a través de jubilo y es bueno ser alegre. La pregunta del millón es: ¿por qué no serlo más? ¿Qué hago cuando estoy alegre? ¿Cómo lo manifiesto? Al responder estas preguntas te aseguro que tu perspectiva va a cambiar por completo. Te ríes o lloras; decía un maestro mío, “en la vida solamente tienes estas dos acepciones, o la risa o el llanto, aunque en medio siempre hay tonos grises”.

Debemos recordar que la alegría al igual que el resto de las emociones básicas (tristeza, rabia, miedo, desagrado) son innatas al ser humano.

¿Recuerdas la última vez donde estuviste en alguna celebración o reunión donde la gente se reía, bailaba, estaba feliz, estaba contenta, que había sucedido un buen acontecimiento con la familia, en el trabajo, con los amigos? ¿Te acuerdas de esa última vez?

Nosotros como seres humanos tenemos que aprender a fluir, a fluir con el disfrute, con la alegría, a sentirnos integrados, a sentir que es una condición indispensable para tu desarrollo. La alegría no solamente es la risa, la alegría además te aporta salud, y, además, piensa, ¿qué más activa la alegría? Cuando estás en la calle y le sonríes a alguien que está a tu lado, ¿cuál es la respuesta? La alegría te acerca a la empatía social y además te genera una buena autoestima y confianza en ti mismo; cuando tienes una actitud alegre te vas a sentir mejor contigo mismo, pareciera que no hay preocupaciones cuando uno está alegre.

Recuerda esto: estar alegre nos provee de una actitud abierta, activa, curiosa, ante el mundo, y que busca vincularse con el otro y sentirse bien con uno mismo.

Cuando te sientes bien contigo mismo tendrás menos ansiedad, menos rabia, menos tristeza, vas a entrar a cualquier sitio y la gente te va a notar, no pasarás desapercibido, aunque muchas veces eso es lo que buscamos.

Toma en cuenta que las emociones son un espacio que debes cultivar; William Blake decía: “Aquel que se ata a una alegría la alada vida destruye; aquel que besa la alegría según vuela, vive la aurora de la eternidad”.

¿Quieres gozar de más salud, quieres sentirte con más autoestima, ser más auténtico y gozar de mayor plenitud?, aprende a darle un espacio a la alegría en tu vida. Escucha o participa en conversaciones que te hagan sentir paz; ve películas que te hagan reír o inspirarte, rodéate de gente que te haga reír.

Pregúntate: ¿qué necesita tu cuerpo, estar alegre o estar triste? ¿Apocado, deprimido, angustiado, ansioso?

Al final, como diría en IE, estamos alegres o estamos tristes; la tristeza nos sume en un pozo del cual a veces es muy difícil salir; la alegría nos mantiene arriba brillando como el sol cuando sale cada mañana.

Comencemos a ser más alegres con nosotros mismos y con la gente que nos rodea, que a la gente le dé gusto estar cerca de nosotros, porque mostramos y buscamos la alegría cotidianamente.

Como siempre, les deseo larga vida, salud y prosperidad.

Hasta la próxima.

Alberto Tristany Zarauza

 

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