El 2020 será sin lugar a duda recordado a nivel mundial por el Covid-19. La cantidad de muertes, enfermos y la gran crisis económica mundial nos afectará a todos. En los últimos meses hemos sido bombardeados de información de todo tipo y los reflectores mediáticos han estado enfocados en la enfermedad, en temas como la inseguridad, y recientemente en los de índole político. Por supuesto que no pasarán inadvertidas las campañas presidenciales en Estados Unidos, en donde habrá que estar preparados para una serie de discursos a favor y en contra del muro fronterizo y en donde los candidatos harán todo lo posible por jalar votos, aunque esto signifique hablar mal de sus vecinos.
Mientras que todo esto sucede existe un tema que al menos en nuestro país pareciera que ya perdimos de vista, y este tiene que ver con el medio ambiente. Cada día que pasa se complica más el escenario para nuestro planeta. Esta semana se volvió a publicar un estudio en el diario Nature Research relacionado con el deshielo en la región de Groenlandia, el cual está vinculado directamente con las altas temperaturas que se han registrado incluso en los últimos meses. Se habla de que ya se llegó al punto de no retorno.
En el mismo sentido de este estudio, científicos en Nueva Zelanda llegaron a la conclusión de que el hielo en los glaciares de los Alpes de la Isla del Sur ha perdido un volumen de hasta el 77%.
¿Qué significa esto?
Que el nivel de agua de los océanos se va a incrementar y las consecuencias para muchos lugares van a ser catastróficas. Ciudades en la India, Tailandia, Vietnam, China, Estados Unidos, diversas islas y muchas zonas costeras de todo el mundo quedarán sumergidas. Cada día que pasa estamos viendo ya cómo muchos lugares se inundan y el agua ya no se va. En nuestro país no hay que ser expertos en la materia para saber que lugares como Tabasco resentirán cada centímetro que el nivel del mar aumente.
Otro efecto que es lo que están previendo en Nueva Zelanda será la falta de agua, ya que gran parte del agua que se utiliza para el consumo humano y la agricultura en la Isla del Sur proviene de los deshielos, y si se acaba el hielo en las montañas, se secarán los ríos, lo que provocará problemas en las comunidades, independientemente de las inundaciones que se den en el proceso.
Se agotó el tiempo; años de estudios científicos que nos advirtieron de las consecuencias y esta generación de líderes mundiales han puesto en el último lugar de la agenda el cambio climático. Esperemos que se acomoden los tiempos y las circunstancias en la agenda internacional y que este tema se retome. Alguien tiene que tomar la batuta y lástima que no sea nuestro país. Veamos si el proceso electoral en Estados Unidos abre una oportunidad para que sean ellos quienes encabecen este esfuerzo.
Ya vamos en contra de la corriente y algo se podrá hacer antes de que millones de personas se vean afectadas en su patrimonio, salud y vida.
